El cierre de bateas de cultivo de mejillón a causa de la presencia de fitoplancton portador de biotoxinas marinas en el interior de las rías gallegas sigue en aumento. Tras las prohibiciones de extracción decretadas para los polígonos Cangas F y Cangas G, en la ría de Vigo, y para los Muros B y Muros C, en la de Muros-Noia, son ya siete los cerrados hasta la tarde de ayer; a la espera de nuevos resultados analíticos que, a buen seguro, obligarán a ampliar la prohibición.

Las toxinas lipofílicas introducidas por el viento y las corrientes en las rías son las culpables de este episodio tóxico que, cabe insistir, no debe preocupar al consumidor, ya que todavía quedan cuarenta polígonos aptos para la extracción, venta y consumo de "oro negro" de batea.

De ahí la existencia de mejillón a la venta en las plazas de abastos -como se comprobaba ayer- y descargas tan importantes como las efectuadas en el muelle de A Illa, donde destacó el envío de 74 toneladas de molusco a las depuradoras de Francia. Y eso a pesar de que el rendimiento del producto aún es bajo.