Vilagarcía se sintió afortunada en la noche de ayer porque la ocasión lo merecía. Bonnie Tyler eligió la capital arousana para dar su único concierto en España dentro de la gira que está realizando por toda para celebrar sus cincuenta años en los escenarios.

Poco queda ya de aquella joven que fue descubierta en un club de su Gales natal. Quizá su inconfundible melena rubia y esa voz que ya parecía madura en sus inicios y que encontró su plataforma hacia el estrellato en un It's a heartache que sonó y sonó en tocadiscos, radios y televisiones de todo el mundo durante años.

Ayer esos acordes también sonaron ante cerca de 3.000 personas en uno de los momentos álgidos del concierto. Una velada que contó como teloneros con Patricia Moon y el grupo Broken Peach. Ambos hicieron mucho más amena la espera de la cantante que eclipsó la noche con su mera presencia en el escenario.

La suya fue una actuación templada, sabiendo en todo momento en qué notas dar rienda suelta a su particular vibrato, dicen que surgido a raíz de una complicación derivada de una cirugía en las cuerdas vocales. Esa voz que ya en su juventud parecía querer expresar las heridas de la vida, volvió a mostrarse genuina e inconfundible, incluso rejuvenecida sobre las tablas del escenario de la Praza da II República.

La profesionalidad digna de una primera dama del rock se veía mutiplicada por la complicidad que transmitía con una muy buena banda. La misma que le lleva acompañando los últimos 25 años y con la que no necesitaba ni siquiera una mirada para romper muchos de los corazones que ayer se acercaron a escuchar auténticos himnos de la música del siglo pasado.

No faltaron algunos temas incluidos en su nuevo trabajo Between the earth and the stars, pero la conexión más absoluta llegaba en sus clásicos. Aquellos por los que se dio a conocer a todo el mundo eclipsando las listas de éxitos de todo el mundo a finales de los 70 y durante la década de los años ochenta.

Fue algo más de una hora y media de acordes, voz rasgada y complicidades con su público. Guiños al pasado no exentos de rabioso presente, pero siempre con el objetivo de emocionar con su música. La misma que no está reñida con el tiempo y que ayer reunió en Vilagarcía a diferentes generaciones que agradecieron con ovaciones todos los temas de una noche que se recordará por mucho tiempo.