-Fue un poco el producto de haber vivido fuera de España. Todos los problemas sociales que fueron surgiendo nosotros los vivimos un poquito antes en otros países. Vivimos en Inglaterra y en Estados Unidos, allí conocí a muchos mexicanos que cruzaban la frontera en Río Grande mucho antes de que a Trump se le ocurriese la locura del muro. Los problemas sociales son cíclicos y parece que no hay manera de ponerle freno. Hay muchos problemas de desigualdad y la gente huye hacia una vida mejor o más justa. Los intereses económicos marcan el mundo y todo es muy complicado de solucionar. Además, parece que los políticos no se preocupan demasiado. Están más pendientes en que hay de lo suyo. Falta pensar mucho más en el ciudadano.