El puerto deportivo de Pedras Negras, en San Vicente de O Grove, izó a media mañana del domingo la bandera azul que acredita su inmejorable comportamiento medioambiental, una de las claves para que se haya convertido en referencia de regatas clásicas con navegantes de todo el mundo, pero en especial de La Roselle (Bretaña francesa) con la que el club náutico mantiene una estrecha relación.
El presidente de Portos de Galicia José Juan Durán presidió la sencilla pero festiva ceremonia, muy especial por el hecho de que es el décimo año consecutivo que logra el galardón pero también como homenaje póstumo al que fue su principal mentor Ignacio Montenegro, fallecido hace solo unos meses.
Un acto que por emotivo no restó importancia al significado de frefrendar el compromiso medioamibiental. El responsable en funciones del Club Náutico Avelino Ochoa insiste en las grandes exigencias de la Adeac (Asociación de Defensa del Consumidor) a la hora de otorgar estos galardones y que es el único en O Grove "y de los pocos que existen en los puertos deportivos de España". Y es prueba de que el puerto de Pedras Negras reúne los requisitos de oferta de servicios, limpieza, retirada de residuos y compromiso ecológico "todos los días del año, desde hace una década", destaca Ochoa.
La directiva del Náutico toma dicho compromiso como algo natural, consustancial al singular espacio en el que se encuentra. "Estamos en el corazón mismo del Parque Nacional de las Illas Atlánticas, entre Sálvora, Ons y Cíes, por lo que el compromiso de conservación de este espacio es evidente desde que nació el Club", subraya.
Una singularidad que sin duda se ha convertido en la llamada que mejor impacto tuvo en regatistas internacionales, deseosos de disfrutar de este espacio natural único en el mundo.
De ahí que sea frecuente el tránsito de embarcaciones que llegan desde distintas partes de la Península o de Europa, principalmente, pero también una de las principales escalas de la Regata Internacional Illas Atlánticas que se celebra los días 17 y 18 de agosto y en la que participa la flota de quince barcos clásicos de La Roselle y una veintena de embarcaciones de las cincuenta que existen en el litoral de Galicia.
"Todas son naves de carácter recreativo de más de diez metros de eslora, cuya singladura suele llamar la atención por su espectacularidad", explica Ochoa muy satisfecho de que elijan un puerto modesto de O Grove con capacidad de amarre para solo 130 plazas.
"Es una rada pequeña pero muy bien cuidada y que ofrece todos los servicios que se puede precisar durante la navegación", pero que sobre todo atiende los requisitos medioambientales imprescindibles en este espacio de protección medioambiental, abrazado por el Parque Natural.
No es de extrañar, por tanto, que sean numerosos los visitantes, con o sin barco, que hacen de este lugar el espacio para experimentar las mejores sensaciones que ofrece este inigualable paraíso.
