Los meteorólogos acertaron de pleno y el litoral de Arousa se transformó en una gigantesca antorcha de luz con más de mil hogueras autorizadas como espectacular homenaje a la noche más corta del año, dedicada a San Xoán.

Llegado el ocaso empezaba a generarse ambiente alrededor de las piras, pero primero se adelantó el fuego en las parrillas en las que el olor a sardinas y churrasco alimentaba incluso antes de ser consumidas.

Pero lo que sobre todo trascendió eran las enormes ganas de disfrutar de la noche, en una espera larga pues hasta las 00.00 horas nadie podía prender fuego a las construcciones de madera alineadas en playas, plazas y otros numerosos rincones de la ciudad.

Un ambiente que este año ya estaba precalentado pues en la madrugada del sábado muchos jóvenes ya se adelantaron a la fiesta. La que llaman "pre-San Xoán" acabó con la gamberrada típica pues alguien decidió plantar fuego a la hoguera que tanto costó levantar en la playa de A Concha, y que junto a la suspensión de la sardiñada, convirtió esta cita en un fiasco.

Por su parte, en Vilaxoán, la fiesta se celebró por todo lo alto. Una gran sardina, la misma que se utiliza en el desfile de Carnaval, llegó al puerto en barca para deleite del numeroso público que participó en las fiestas nocturnas de Vilagarcía.

En el resto de la comarca también se prodigaron hogueras, fiestas, sardiñadas populares y mucha música para pasar la noche en vela.