El alcalde de Catoira, Alberto García, cargó ayer contra la Consellería de Infraestructuras e Mobilidade, que no autoriza al Ayuntamiento a pintar un paso de peatones en el entorno de la gasolinera situada junto a la rotonda que vertebra la carretera Vilagarcía-Pontecesures con las de acceso a Caldas y Rianxo.

Ese vial es titularidad de la Xunta de Galicia, de ahí que el Concello pidiese permiso al departamento que dirige Ethel Vázquez para pintar un cebreado en el entorno de la estación de servicio. El equipo que dirige Alberto García argumenta que "se trata de una intersección rodeada de viviendas y dos establecimientos comerciales, en la que la seguridad de los viandantes peligra cuando transitan para cruzar la glorieta al no existir un paso habilitado". No obstante, la Xunta ha denegado el permiso para pintar el referido paso.

Según manifestó ayer el Ayuntamiento a través de un comunicado, la Consellería de Infraestructuras argumenta que esa zona "no puede considerarse un tramo urbano consolidado", y que la iluminación "es deficiente". Dos planteamientos con los que discrepa el gobierno municipal de Catoira.

Desde el equipo que dirige Alberto García, se señala que "se trata de una rotonda en zona urbana y muy bien iluminada". La solicitud se hizo en el pasado mes de marzo, y el regidor "lamenta la decisión de la Xunta, ya que no se ajusta a la realidad".

Un núcleo comercial

La rotonda se encuentra en una de las carreteras convencionales con más tráfico de la provincia, como es la de Vilagarcía a Pontecesures, que es la utilizada por todos aquellos arousanos que evitan la autopista en sus desplazamientos a Santiago.

Precisamente, la intersección donde el Concello de Catoira pidió la rotonda se ha convertido en un pequeño núcleo comercial, con un par de establecimientos muy concurridos.

Pero, además, en sus proximidades hay varias viviendas y dos locales de hostelería, por lo que existe cierto tránsito de vecinos y visitantes a pie.