El juramento hipocrático por el cual todo médico debe preservar a toda costa la vida de las personas se sumó ayer a la enorme responsabilidad con la que actuó Manuel Eduardo García Díaz que en su propia fiesta de jubilación se vio obligado a atender de urgencia a una de las comensales cuando sufrió una indisposición.

Todas las casualidades se sumaron en el buen fin de la historia pues la mujer no solo era paciente del médico homenajeado, que conocía de memoria su historial clínico, sino que a su vera se presentaron nada menos que otros cuatro galenos tan pronto como observaron los primeros síntomas.

Y para mayor abundamiento, el personal sanitario también aceleró la llegada de la ambulancia que la trasladó a un hospital en el que le dieron el alta poco después de ingresar en observación.

Fue este el mejor regalo que pudo recibir el vilagarciano Manuel Eduardo García quien se jactaba de que ni ahora que está jubilado "se deja de ser médico".

Y es que fueron nada menos que cuarenta años de profesión, 30 de ellos en el centro de salud de O Grove, donde ha tenido muchos momentos alegres pero también dramáticos e imborrables.

En una reciente entrevista a FARO recordaba que en los años ochenta la droga causó estragos en casi todas las familias de la localidad. E insistía en que en aquella década atendía numerosos casos de sida, fiebres tifoideas y hepatitis A, enfermedades que a día de hoy están prácticamente erradicadas.

Después de tantos años de ejercicio no es de extrañar que se haya granjeado cientos de amigos. Ayer más de un centenar se dieron cita en la comida que le brindaron en el restaurante Villa Juanita. Querían agradecerle el trato que les había dispensado pero sobre todo "su gran humanidad", recalcaban muchos de los asistentes.

Eduardo García, natural de Vilagarcía de Arousa, desempeñó su profesión en el centro de salud local donde ejerció como médico de familia.

La mitad de la población de O Grove ha pasado por su consulta. Puede parecer una exageración pero el ambiente en la calle Castelao antes de la fiesta daba a entender esta "objetiva" estadística.