El fitoplancton portador de biotoxinas está de vuelta. Eso que popularmente se conoce como "marea roja" ha provocado ya los primeros cierres del año en las bateas gallegas, y más concretamente en las rías de Muros-Noia y Pontevedra. Por ahora solo son cinco los polígonos afectados, cuando existen en toda la comunidad medio centenar, pero todo parece indicar que en cuestión de días o pocas semanas las células seguirán su avance y acabarán afectando a las rías restantes y a muchas más zonas productoras.

En cualquier caso las prohibiciones de extracción ahora decretadas llegan en el mejor momento del año, ya que en esta época las descargas han bajado el ritmo de manera notable y apenas queda mejillón de talla comercial con el que seguir abasteciendo a los clientes nacionales e internacionales.

"Mejor ahora"

"La marea roja llega ahora porque es cuando tiene que llegar; y mejor en este momento que en pleno verano o en otoño", explican los bateeiros.

No cabe duda de que los mejilloneros asisten con tranquilidad a la llegada de este primer episodio tóxico del año. Pero es que, además, pueden darse por satisfechos, ya que este proceso totalmente natural los ha respetado durante los últimos meses, permitiéndoles trabajar con absoluta normalidad y garantizando la continuidad de las diferentes campañas, sobre todo en Navidad, y tanto en lo referido a descargas para industria -cocederos y conserveras- como a las de fresco.

El tirón de Italia

Respecto a esta última actividad, referida a las ventas de mejillón para depuradoras -nacionales e internacionales-, baste recordar que fue intensa en la recta final de 2018 y que hace solo dos semanas seguía funcionando a un ritmo inusualmente alto en diferentes puertos gallegos desde los que se intentaba satisfacer todos los pedidos llegados desde Italia y Francia.

Destacaba, sobre todo, la demanda de los italianos, quienes prolongaron más de lo previsto la importación de mejillón gallego, lo cual tuvo mucho que ver no solo con la calidad del producto, sino también con la ausencia total de episodios tóxicos.

Puede decirse que, salvo en contadas excepciones, como pueden ser las de varios polígonos bateeiros de la ría de Pontevedra afectados entre octubre y noviembre, el año pasado las biotoxinas marinas solo provocaron cierres en el conjunto de Galicia desde mediados de marzo hasta finales de junio o, como muy tarde, finales de julio, lo cual propició el trabajo intenso en el segundo semestre del ejercicio,

Y ahora, tras siete meses de "limpieza" casi generalizada, llega el afloramiento de primavera, que no es más que la entrada de corrientes oceánicas en la ría provistas de fitoplancton portador de biotoxinas.

Se trata, en consecuencia, de una buena noticia para bateeiros y mariscadores, ya que sin esas corrientes y sus nutrientes no sería posible mantener a Galicia como potencia mundial de producción acuícola ni alcanzar los índices de productividad de berberecho, almeja, navaja, vieira ni de otros muchos bivalvos.

Los nutrientes, por tanto, son esenciales, y lo lógico es que con ellos se produzcan esos inconvenientes ocasionados cuando llegan con ellos las células tóxicas que en las últimas horas obligaron a cerrar tres de los cuatro polígonos bateeiros de la ría de Muros-Noia y tanto el Bueu A1 como el Portonovo B, en la ría de Pontevedra.

Lipofílicas

En todos los casos se ven afectados por las toxinas lipofílicas, lo cual también es buena noticia, ya que son unas viejas conocidas tanto de los bateeiros como del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar).

Tales biotoxinas, entre las que destacan las del género diarreico (DSP), pueden causar alteraciones en el ser humano en caso de ingesta de moluscos afectados. Pero esto no tiene por qué suceder, como ya se explicó en tantas ocasiones anteriores, si el mejillón se comercializa y adquiere por los cauces reglamentarios,

Si todo se hace como marca la normativa en vigor los laboratorios del Intecmar, en Vilaxoán (Vilagarcía) se encargan de garantizar la calidad y salubridad de las aguas y sus productos, de ahí que se prohiba la extracción cuando se detecta un aumento de células, como en esta ocasión, y se reabran las bateas cuando esos índices descienden.