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El hombre que anunció la independencia

Xoán Dopico, el funcionario que recogió el decreto de segregación del fax y elaboró la Historia de A Illa, se jubila tras 40 años como funcionario municipal

Xoán Dopico posa en el muelle de O Campo de A Illa. // Noé parga

Era el 18 de noviembre de 1996 cuando sonó el fax y el funcionario Xoán Dopico se dirigió hacia él para recoger una de las muchas comunicaciones que atendía a diario. Sin embargo, aquella cambiaría la historia de A Illa ya que era la confirmación de la segregación, la que le otorgaría el estatus de Concello a la parroquia de Vilanova y la que permitiría al pueblo que acogió a este funcionario municipal decidir su propio destino. "Leí lo que decía tan rápido y de forma tan atropellada que mis compañeros me obligaron a repetirlo porque no habían entendido nada", explica Dopico, antes de recordar que "salimos a la calle y fue cuando se tiraron 315 bombas de palenque para celebrar que éramos independientes".

Esta es solo una de las múltiples anécdotas que vivió en primera persona el funcionario de A Illa, jubilado recientemente tras 40 años ejerciendo, primero en el antiguo Concello de Vilanova, y después en el joven municipio que se creó. Nacido en el Ferrol de Pablo Iglesias, como le gusta decir, llegó a A Illa en 1973, y tras un paso efímero por el mundo de la conserva, pasaría a ser funcionario municipal en 1979. Su llegada fue prácticamente contemporánea con la celebración de las primeras elecciones democráticas, las cuales convertirían en alcalde a Sito Dios. Este fue quien le encomendó hacerse cargo de la tenencia de la Alcaldía en A Illa. "Todos los días madrugaba para ir en la motora al Concello de Vilanova a las ocho de la mañana para realizar todos los trámites que el día anterior había hecho en la tenencia, y a las 10, regresaba para abrir las puertas y atender a los vecinos". Esa situación no se eternizó en el tiempo, ya que pronto fue necesario abrir de forma permanente las puertas del antiguo edificio que se encontraba en la avenida de Castelao.

Colaboró con el movimiento popular que reclamó la construcción de ese puente que supuso un cambio espectacular para la historia del municipio, pero acabaría implicándose todavía más en otras iniciativas. "Hay que tener en cuenta que la tenencia de Alcaldía era un lugar estratégico por aquel entonces, por eso todo el mundo pasaba por allí, y cada vez que se hacía una asociación, yo acababa de secretario", señala. Así fue en la comisión para la ampliación del cementerio, para la lucha política por la segregación, e incluso, con la asociación cultural e deportiva Dorna. "Me elegían porque era el que sabía mover los papeles".

El logro de la independencia de A Illa es un día que siempre guardará en su memoria, ya que fue "el mejor cumpleaños que puede tener, ya que mi aniversario es al día siguiente". Recuerda que se lo comunicó a Martín Santiago, el teniente de alcalde de aquel entonces, así como a los concejales que conformaban Arousa Unida, la formación encabezada por Manolo Dios y que acabaría gobernando el municipio hasta las elecciones de 1999.

Poner a andar el Concello "fue una obra gigantesca, pero a la vez muy bonito; todo el grupo de funcionarios que nos vinimos para aquí aprendíamos algo a diario y llegamos a tener la ayuda de funcionarios de otras administraciones". La llegada de la primera secretaria municipal, Montsserrat Conde, también ayudó a que todo fuese encaminándose hacia lo que es el funcionamiento de un municipio normal y en ello, destaca Dopico, también tuvo mucho que ver que "todos los trabajadores formábamos un gran equipo y eso resultó fundamental para que el Concello saliese adelante". Durante estas cuatro décadas ha tenido como regidores a Sito Vázquez, Juan Dios, Manolo Dios, Gonzalo Durán, Manuel Vázquez y Carlos iglesias, bajo cuyo mandato se despidió de las oficinas del Concello de A Illa. Una de las grandes batallas que lidió en los últimos años de carrera como funcionario fue con el Instituto Nacional de Estadística (INE) por conseguir que A Illa pasase de los 5.000 habitantes al ser el encargado del padrón de habitantes.

Con la jubilación, Dopico va a tener la posibilidad de disfrutar, y todavía más, de una de sus grandes pasiones, la historia. Siempre se centró en A Illa, el pueblo que le cautivó cuando llegó hace más de cuatro décadas, e incluso, "el primer amigo que tuve era un hombre al que le gustaba también la historia de este pequeño rincón, como era Manolo Lojo, con el que mantuve discusiones eternas analizando todo aquello que encontrábamos". Una de sus pequeñas obras se convirtió en la base histórica para el documento de la segregación, y más de una década después, se embarcaría con Xosé Lois Vila Fariña en la elaboración de la Historia da Illa. Ahora, reconoce, trabaja en "situar los sucesos importantes que ocurrieron aquí en su marco histórico correspondiente". Cuenta con un amplio fondo fotográfico, una copia del cual, pasará a manos del Concello en el futuro.

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