Bromea Carlos Calvo con el destino que le ha llevado a terminar en Castelao 7. Cuenta a modo anecdótico que "tengo 49 años, los mismos que tiene el edificio. Además soy de septiembre y el edificio empezó a ser habitado también en septiembre de hace 49 años. Parece que estábamos condenados a entendernos", apunta entre risas.

Los edificios que todavía siguen contando con un portero sobre el que depositar su seguridad con los de Pico Sacro, Ribainsa y Procoarsa, además del edificio Lara. Solo una pequeña representación, pero significativa, de las dificultades que está atravesando una profesión para la que nadie estudia, pero que a la vez exige de unas cualidades humanas y de formación de las que no todos pueden presumir.