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Los bateeiros de Arousa y Vigo completan seis meses de ausencia total de biotoxinas

El pasado año resultó altamente positivo para el sector mejillonero, pues la "marea roja" se concentró entre abril y julio -Esto favoreció las descargas durante las campañas clave

Bateeiros arousanos cargando una "barcada" de mejillón. // Iñaki Abella

A la espera de conocer los datos oficiales sobre las ventas de mejillón realizadas el año pasado en el conjunto de Galicia, que a buen seguro se habrán situado entre las 250.000 y las 300.000 toneladas de producto, a estas alturas los bateeiros hablan ya de un balance positivo.

Al menos en cuanto a volumen cultivado y descargado en los puertos, pues no ocurre lo mismo con los precios, ya que los productores consideran que el "oro negro" de batea sigue pagándose "muy por debajo de lo que realmente se merece".

El "éxito" en cuanto a descargas se debió tanto a la escasez de temporales realmente fuertes y prolongados, lo que facilitó el trabajo y evitó los desprendimientos en las cuerdas, como a la ausencia generalizada de biotoxinas marinas durante buena parte del ejercicio, lo cual permitió organizar mejor la temporada, atender sin demasiados problemas los pedidos de los clientes y sacar el máximo partido a la producción en las campañas importantes, como la de industria, la de Italia y la de Navidad, todas en la segunda mitad de 2018.

Tan positiva resultó la situación, en lo que a ausencia de biotoxinas se refiere, que en las rías de Arousa y Vigo van a camino ya de completar seis meses sin rastro alguno de eso que popularmente se conoce como "marea roja".

El informe emitido por el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) a modo de balance de la incidencia del fitoplancton portador de biotoxinas durante 2018 permite comprobar que la "marea roja" se concentró prácticamente en todas las rías gallegas entre mediados o finales de marzo y la recta final de julio, con algunas zonas que ni siquiera tuvieron que cerrar porque en ningún momento se detectó una presencia de células tóxicas que así lo requiriera.

En el caso concreto de Arousa, donde se concentran en una veintena de polígonos 2.200 de las 3.300 bateas gallegas de mejillón, puede decirse que la "limpieza" fue todavía más apreciable.

Tanto fue así que los cierres prácticamente se limitaron a las bateas fondeadas en aguas exteriores y solo entre marzo y abril y durante dos o tres semanas de junio.

Es algo que se apreció también en los polígonos de Redondela, en la ría de Vigo, donde ni siquiera sumaron dos meses de cierre en todo el año.

Pontevedra

Como de costumbre, peor fueron las cosas en la ría de Pontevedra, ya que en algunos polígonos sufrieron los episodios tóxicos entre marzo y julio, como también en octubre y noviembre.

De cualquier forma, aunque puedan parecer periodos de prohibición de extracción excesivos, lo cierto es que también en esta ría puede hablarse de un buen año, ya que la incidencia del fenómeno natural que suponen las biotoxinas y que suele iniciarse cada primavera también resultó inferior a la registrada en otros ejercicios.

Sada y Muros - Noia

Una situación similar se vivió en los polígonos mejilloneros de Sada, en la ría de Ares-Betanzos, y en los existentes en la de Muros-Noia, mientras que el de Baiona estuvo afectado entre junio y agosto, y de nuevo desde mediados de noviembre hasta la segunda mitad de diciembre.

En la actualidad absolutamente todos los polígonos bateeiros de Galicia están disponibles para la extracción de molusco; como queda dicho a la espera de que en la próxima primavera, con la llegada de los afloramientos, pueda reaparecer la "marea roja".

Al hacer balance del año que acaba de terminar también hay que tener en cuenta la calidad del mejillón. Y lo cierto es que tampoco parece existir queja alguna, pues por regla general el producto cultivado en batea respondió satisfactoriamente a las expectativas que suele generar.

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