El cuerpo sin vida encontrado al filo de las diez de la mañana de ayer en Raeiros, una playa de O Grove bañada por el Atlántico -muy cerca de A Lanzada-, podría ser el de un varón de entre 50 y 60 años.

Quizás se trate de un ciudadano portugués que, según la primera valoración forense, realizada en el momento del levantamiento del cadáver, se habría ahogado o acabado en el agua al menos 24 horas antes. Así lo determinaban el estado en que se encontraba el cuerpo y las contusiones que presentaba.

Es la principal de las múltiples líneas de investigación en las que trabaja la Guardia Civil para esclarecer lo sucedido. Aunque ninguna está cerrada, ya que el cadáver no llevaba encima documentación alguna que permitiera identificarlo; solo algunos objetos de procedencia portuguesa.

A la espera de conocer los resultados de la autopsia, que se le practicaba por la tarde en el Instituto de Medicina Legal, en Pontevedra, se descartaba que, por la edad estimada, se tratara del joven pescador desaparecido el 28 de octubre en la costa coruñesa de Camariñas.

Tampoco las condiciones del cuerpo descubierto ayer se corresponderían con el de uno que hubiese pasado casi un mes en el agua.

Falsa alarma la noche anterior

En base a ese tiempo que el cadáver de Raeiros estuvo sumergido -más de 24 horas-, así como por su vestimenta -ropa de calle-, se descartó que pudiera tratarse de un surfista o de alguien que la noche anterior habría estado en apuros en las inmediaciones.

Respecto a esto último, cabe aclarar que alguien habría dado la voz de alarma el viernes tras escuchar supuestos gritos en el entorno de A Lanzada, al anochecer. Esto hizo que se activara un dispositivo de búsqueda y se movilizara al helicóptero Pesca 1, que tras peinar la zona regresó a base sin observar nada extraño. Se interpretó que todo había sido una falsa alarma, de ahí que ni siquiera se movilizara a efectivos terrestres.

Ayer, tras localizarse el cadáver -lo encontró un hombre que paseaba por la orilla de esta popular playa de San Vicente-, algunos especularon con la posibilidad de que ambos casos estuvieran relacionados. Pero como queda dicho es una hipótesis descartada por la Guardia Civil tras apreciarse que llevaba más de 24 horas en el mar.

Los agentes del instituto armado desplazados desde el cuartel grovense de Borreiros, su unidad especializada de investigación y el Servicio Municipal de Emergencias se ocuparon de acordonar la zona y del traslado del cuerpo hasta el coche fúnebre, que esperaba semienterrado en la arena del cordón dunar.

Una franja de terreno, dicho sea de paso, de gran extensión y atravesada por un paseo de madera, de ahí que la Guardia Civil peinara el entorno en busca de alguna pista o indicio que pudiera facilitar la identificación de la víctima.

No fue así y el cadáver fue trasladado al filo de la una de la tarde sin que a esa hora se conociera su identidad. Desde luego nadie entre los allí presentes lo había reconocido y tampoco existía denuncia alguna por desaparición ante la Guardia Civil que pudiera arrojar luz sobre este episodio. Al cierre de esta edición se mantenía la incógnita.