Olivos como los plantados por el cura y los feligreses de Setecoros suelen dar su fruto al tercer año. Pero el 20% de las plantas de esta parroquia valguesa lo hicieron con solo dos, recogiéndose su fruto en octubre de 2017.

Fue "un regalo de la naturaleza y una muestra de generosidad por parte de los olivos ante el cuidado y los mimos que están recibiendo", indicaba el párroco, Paulino Sánchez durante la recolección de aquellas olivas.

Nacido en Asturias en 1955, el sacerdote llegó a Valga hace un lustro, procedente de África y se propuso recuperar una parcela parroquial que estaba cubierta de maleza. Y se le ocurrió hacer productiva aquella tierra plantando olivos, con la intención de obtener una producción industrial de aceitunas. Fue en marzo de 2016 cuando explicó que esta plantación podría generar unos ingresos anuales de alrededor de 6.000 euros netos, contratando a terceros servicios como la recolección y comercialización.