La Audiencia de Pontevedra juzga el jueves a un arousano acusado de violar y maltratar de forma habitual a la que había sido su pareja sentimental. El fiscal pide para él 18 años de cárcel (15 por el presunto delito sexual, y 3 por maltrato), y que le pague una indemnización de 120.000 euros.

Se trata de la tercera ocasión que se intenta celebrar la vista oral. La primera fue en julio de 2017, pero se suspendió porque el acusado había sufrido hacía poco una angina de pecho. La segunda vez que se suspendió fue en noviembre de ese mismo año, pues al abogado no se presentó ante el tribunal, alegando también problemas de salud.

El juicio se ha marcado ahora para el jueves próximo (día 4) y empezará a las 10 de la mañana. Será en la sección cuarta de la Audiencia Provincial.

Según el escrito de acusación, J.M.L.M. y la víctima fueron pareja durante cinco años, llegando a tener un hijo. La relación se rompió en agosto de 2015, y según la fiscal a partir de ese momento el hombre abusó en varias ocasiones de la mujer en contra de su voluntad. En la última ocasión lo habría hecho en una pista apartada de Barrantes, en el interior de un furgoneta.

Las supuestas relaciones sexuales forzadas empezaron en el domicilio que compartía la pareja, y en el que la mujer y el hijo común se quedaron hasta un mes después de la ruptura. La fiscal apunta que "en ese momento inicial (la mujer) no reunió valor para denunciarlo, optando por soportarlo con la esperanza de que no volviese a repetirse, y atemorizada por la intimidación que ejercía sobre ella".

El escrito de acusación reseña que el acusado tiene antecedentes penales, y que "amenazaba a la mujer con matarla si la veía con otro hombre" y diciéndole que "se había comprado una pistola". El maltrato también era presuntamente gestual, pues "alzaba el puño ante ella cuando discutían, y llegó a romper de un puñetazo la mampara de la ducha, estando ella dentro, y la ventanilla del coche, cuando se encontraban en su interior tanto la mujer como el hijo de ambos".

Nueva violación

Pasado un tiempo, la víctima se mudó a casa de sus padres con el niño. Pero según el escrito de la fiscal, no cesó ahí su calvario, puesto que entre las 14.00 y las 15.00 horas del 29 de septiembre de 2015, "cuando su relación ya estaba definitivamente rota, y cesada su convivencia", el acusado le envió unos mensajes al teléfono indicándole que fuese "sola" a recoger al niño al colegio de Barrantes porque él iba a estar allí, y de lo contrario habría "lío". Dejaron al menor en casa de los abuelos, y presuntamente el detenido obligó a su expareja a seguirle con su coche en dirección a Barrantes, "saliéndose de la carretera a los pocos minutos e introduciéndose por una pista que conducía a un lugar aislado".

Según la acusación, en ese lugar "se consumó una nueva violación", esta vez en la furgoneta que conducía la mujer, "tapándole la boca para que no gritara cuando ella empezó a gritarle que parase que le iba a denunciar". "Una vez que terminó, de nuevo volvió a reaccionar violentamente contra ella, la agarró por el cuello y levantó la mano en ademán intimidatorio para mantenerla atemorizada y hacerle desistir de su voluntad de denunciar esta última vez, invirtiendo en todo ello una hora, tiempo en que la tuvo retenida en su compañía".

Más tarde, le enviaría numerosos mensajes al teléfono preguntándole si le iba a denunciar, diciéndole que no la atacaría sexualmente más, y que no quería perder a su hijo al estar en la cárcel.