Un afán desmedido por el dinero y por un modo de vida que les ha marcado es lo que se esconde, para las asociaciones de lucha contra el narcotráfico, detrás de la nueva "caída" de Manuel Charlín Gama, el patriarca del clan, y de uno de sus hijos en la última macrorredada realizada en O Salnés. Solo así se puede entender que, con 85 años de edad, "O Vello", el sobrenombre con el que se le conoce, haya decidido regresar a la primera línea, desafiando todas las leyes de la lógica y a las fuerzas de seguridad del Estado, que nunca le han perdido de vista desde que abandonó la cárcel en una calurosa mañana de julio, en el año 2010.

La caída de Manuel Charlín Gama a una edad tan longeva ha sorprendido a todos, no por su interés en continuar con un negocio que le dio muchos réditos económicos, sino por su avanzada edad, que le debería mantener retirado desde hace mucho tiempo. Así lo reconoce la presidenta de Érguete, Carme Avendaño, que aseguraba ayer que "para los grandes narcos, la reinserción parece que no existe; esta gente se habitúa a tener mucho dinero, un ritmo de vida muy alto, y vuelven a lo que saben hacer una y otra vez, no tienen ningún tipo de escrúpulos".

Firme defensora de la reinserción social, Avendaño considera que para los grandes narcotraficantes como el vilanovés "eso no existe, porque la droga da mucho dinero, y eso los engancha de por vida". Solo así puede explicarse que "un señor de avanzada edad siga en estos oficios, cuando se supone que debería haber tenido más que suficiente con los 20 años que pasó en la cárcel". Para ella está claro que los Charlín son un clan "de nivel internacional, que tiene este negocio tan arraigado que veo difícil que lo dejen aunque tengan los medios suficientes para vivir".

Tanto Avendaño como el gerente de la Fundación Galega Contra o Narcotráfico, Fernando Alonso, hacen hincapié en el disfrute que narcotraficantes como los Charlín siguen realizando de los bienes adquiridos con el dinero de la droga.

El propio patriarca es un ejemplo claro de que "se deben cambiar muchas cosas, ya que no es normal que, con la casa de Cálago embargada por la Agencia Tributaria, continúe disfrutando de ella gracias a una especie de acuerdo que alcanzó, inimaginable para otras personas", explica Alonso.

Avendaño y Alonso coinciden en señalar "la necesidad de agilizar este tipo de embargos, porque, al final, están disfrutando de sus bienes sin ningún tipo de problema". Este tipo de situaciones "son un muy mal ejemplo para la sociedad ya que da la sensación de que permanecen impunes". Además, los ataques al patrimonio que amasan con las operaciones de narcotráfico "es donde más les duele". Mantienen que "no pueden existir este tipo de concesiones con gente que, es evidente, solo quiere seguir traficando y aprovecha cualquier tipo de beneficio penitenciario para seguir delinquiendo".

Una de las cuestiones que les preocupa, tanto a Avendaño como a Alonso es que la Vía gallega de entrada de cocaína a Europa continúa abierta. Es cierto, coinciden en que "esto no es lo que fue, existe un rechazo social más que evidente hacia los narcotraficantes, algo que no ocurre en otros puntos del Estado, esta gente trabaja en la clandestinidad y no se sienten respaldados; existe una conciencia social del problema que no existe en Andalucía".

Para Alonso existe una conexión entre el narcotráfico gallego y el andaluz. "No es casualidad que Sito Miñanco fuese atrapado en Algeciras, algo que significa que el narcotráfico no es un problema aislado de determinadas zonas, sino que afecta a toda España", explica.