Cinco años lleva Juan Fulgencio Sandoval Molero sirviendo fruta a los peregrinos que llegan a la glorieta de Os Castaños en Ribadumia. Este murciano se muestra encantado con esta clientela esporádica que aunque no compran grandes cantidades se muestran muy afectivos. "A veces llegan agotados tras 8 kilómetros desde Armenteira o de O Castrove, pero casi todos compran unas piezas de fruta de temporada: piden limones, melocotones o ciruelas". Algunos marchan encantados como una pareja de suizos que llevó fruta por dos euros "lo que en su país les cuesta 22". Recuerda a un italiano que hace 15 días prosiguió su camino acompañado por "un perrito de caza perdido que tenía chip pero que su dueño no dio señales de vida".