Roi I.L, el joven de 22 años -cumple 23 en noviembre- vecino de Catoira que el domingo dejó malherido a un sexagenario de Rianxo (M.F.), fue detenido el miércoles y ayer ingresó en prisión.

Está por determinar aún si fue agresión sexual, como asegura la familia de la víctima, o sexo consentido, según alegó desde un primer momento el presunto agresor. Y no se sabe todavía porque el sexagenario, trasladado desde el hospital de O Salnés al de Santiago para ser sometido a una compleja intervención quirúrgica, está tan grave que no ha podido prestar declaración.

Es precisamente esa gravedad de las lesiones lo que ha llevado a la titular del Juzgado número 3 de Vilagarcía a decretar el traslado del joven catoirense a la cárcel.

El parte médico es tan explícito y duro que resulta irreproducible, pero del mismo puede extraerse que el agresor mordió a la víctima, según él mismo reconoció en su declaración inicial, hasta arrancarle parte de la oreja izquierda. Además de provocarle desgarros de consideración "con varias trayectorias".

El presunto agresor llegó esposado al juzgado de Vilagarcía a la una de la tarde de ayer y permaneció dentro hasta las cuatro, cuando se hizo un receso y abandonó, custodiado nuevamente, el edificio. Regresó a las 17.30 horas y ya no saldría hasta las 20.30 horas, otra vez esposado, pero ahora para ser trasladado en un furgón de la Guardia Civil directamente a la prisión.

En sede judicial permaneció durante toda la jornada la familia del joven catoirense, tanto sus padres como su hermano.

En horario matinal comparecieron los testigos, tanto el hombre que vio salir juntos del campo de las fiestas de Dimo a Roi y M.F., para dirigirse al lavadero público del lugar de Tarrío en el que se produjeron los hechos, como los jóvenes, y también vecinos de Catoira e incluso amigos del presunto agresor, que se toparon con éste pasadas las ocho y media de la mañana del domingo.

Fue entonces cuando les habría dicho que se había asustado al ver tanta sangre y había abandonado el lugar de los hechos.

Al acercarse los testigos vieron "algo terrible" que describen como "una auténtica barbaridad" y desean olvidar cuanto antes, ya que M.F. estaba semidesnudo, moribundo y cubierto de sangre.

Los testigos describieron ayer los hechos ante la jueza, y parece que lo hicieron con tanta claridad que ni siquiera necesitó hablar con todos ellos, sino que le bastó con tres.

Los jóvenes que presenciaron aquella escena estaban preocupados y consternados. "Conocemos tanto a Roi como a sus padres y acabamos de verlos en los pasillos del juzgado, por lo que esto ha sido muy incómodo para todos; nadie podía imaginarse algo así", explicaron.

Aunque no ha trascendido la declaración de Roi, ya que su abogado se negó a hacer valoraciones, se cree que había insistido ante la jueza en su versión inicial, cuando dijo que tanto él como el sexagenario de Rianxo que había conocido esa misma noche -la del sábado- en las fiestas de Dimo, estaban ebrios.

Añadía ante la Guardia Civil que decidieron practicar sexo "de mutuo acuerdo", y por eso se dirigieron a un sitio apartado. En el lavadero de Tarrío "practicamos juegos sexuales consistentes en tocamientos", explicó el presunto agresor, antes de reconocer que había mordido a M.F., pero sin recordar en qué partes de su cuerpo.