El Concello de Meaño tiene por fin sobre la mesa la oportunidad de solventar un problema enquistado desde hace 14 años que ha impedido hasta la fecha que los vecinos contaran con un tramo de acera en pleno centro urbano de la localidad meañesa, situado mismo a apenas a 100 metros del propio consistorio. Se trata de un tramo de 80 metros de longitud, paralelo a la PO-303 que atraviesa Meaño en dirección Simes, en el cual la carretera, desde el año 2004, carece de arcén.

En su lugar existe una cuneta profunda con un surco en tierra que supone un riesgo para viandantes y demás usuarios de la vía en ese tramo. Se trata de una zona peligrosa, máxime cuando por la zona circulan escolares, que incluso tratan de evitar el paso por este tramo de carretera y buscan otras alternativas para llegar al CEIP As Covas. Desde hace más de una década la construcción de la acera en este tramo ha sido una de las demandas más recurrentes por parte de la oposición y mismo de los vecinos. El vial en cuestión había sido ampliado en el curso 2003-04 en el tramo de 2 kilómetros que discurre entre el centro de las localidades Meaño y Simes. La obra conllevaba la construcción de una acera continua por el margen izquierda en dirección Simes con la consiguiente urbanización. Pero aunque hubo acuerdo con la mayoría los vecinos para la cesión de terrenos, este no cristalizó con algunos, entre ellos la propietaria de la vivienda número 2 de As Covas, que es la del polémico tramo que desde entonces quedó sin acera. Pese a que se llegó a hablar de expropiación de los terrenos para ocupar la franja correspondiente de la fachada de casi 80 metros, la Xunta, que es la propietaria el vial, nunca puso en marcha proceso alguno, por lo que desde entonces permanece en punto muerto, carente de arcén y acera.

Pasados 14 años sobre aquella polémica, una circunstancia ha puesto sobre la mesa al gobierno local la solución. La propietaria de terreno estudia promover una segregación de su finca, situada suelo urbano, y cuya superficie ronda los 1.500 m2. El objetivo, poder construir sobre la parcela segregada una segunda vivienda. Dicha segregación debe autorizarla el concello, y para ello la propietaria es consciente de que tiene que ceder la franja de terreno que marca la ley sobre el eje de la vía.

Dicha franja supondría ocupar casi 3 metros de profundidad a la largo de toda la fachada, -en la práctica algo más de 200 metros cuadrados de la finca-, terreno que era el que se le demandaba en 2004, y que haría posible la construcción en toda esa franja de arcén para aparcamiento y la consiguiente acera.