Un total de 150 emigrantes gallegos residentes en Argentina, Brasil, Uruguay, Cuba y Venezuela llegaron ayer a diferentes aeropuertos gallegos. Participan en el programa "Reencontros na casa", que desarrolla la Secretaría Xeral de Emigración de la Xunta de Galicia para facilitar que los emigrantes mayores de 65 años con pocos recursos económicos puedan pasar parte de sus vacaciones de verano con sus familias en Galicia. Entre estas 150 personas hay numerosos arousanos, cinco de los cuales proceden de Argentina. Varios de ellos manifestaron a preguntas de FARO que la situación económica en el país austral es muy delicada, especialmente para los jubilados.

Ramón Cacabelos Alonso, de 68 años y natural de Cambados, afirma por ejemplo que "la situación en Argentina está delicada", y que "hay una devaluación de la moneda de hasta el 40 por ciento". "Los jubilados están totalmente derrotados. Hay un promedio de cinco millones de argentinos que cobran unos 8.000 pesos mensuales. Eso, al cambio, no llega a los 300 euros".

Benilde Martínez Millán, natural de Meis, dice a su vez que lo malo de Argentina es la inestabilidad. "Un día está bien, y al siguiente las cosas ya no son como eran cuando te acostaste". Darío González Pérez, de Ribadumia, declara por su parte que "la vida se ha puesto muy dura en Argentina. La clase media-baja se está arruinando". Los precios han subido tanto que a muchos de estos jubilados, sus pagas ya no les alcanzan para llegar a fin de mes.

Todos ellos fueron víctimas de la pobreza que ahogaba a España después de la Guerra Civil. Del mismo modo que Europa y Estados Unidos asisten hoy a auténticas oleadas de inmigrantes en busca de un futuro, estos arousanos también se vieron obligados a huir de sus casas y aldeas, y a instalarse en países y culturas que les eran completamente ajenos. Hoy, tras varias décadas en Latinoamérica, se encuentran con que sus jubilaciones ya no les garantizan la vida cómoda y relajada con la que habían soñado. Precisamente, uno de los temores más extendidos hoy día entre los trabajadores españoles.

Se fue con 17 años

Darío González Pérez cumplió el miércoles 78 años. Se marchó a Argentina hace 51, y en todo ese tiempo solo volvió a Galicia dos veces, la última en 2012.

En el país austral le esperaban unos tíos y dos hermanas. La casa de la que salió, situada en Cabanelas, aún tiene parte las paredes en pie, pero está cubierta por la maleza y las zarzas. No lejos de ella queda el viejo molino que atendían sus padres, y en el que Darío González pasó muchas tardes en su niñez. La historia de su familia estuvo tan marcada por la diáspora, que de los seis hermanos ninguno vive ya en Ribadumia. Él y otros cuatro están en Argentina; la quinta en Asturias.

En Argentina se ganó la vida como empleado de una compañía mayorista de cafés, y como socio en negocios hosteleros. Pero todo ese trabajo no se ha traducido en una pensión acorde con el sacrificio realizado. "La vida se ha puesto muy dura", lamenta.

Un regreso imposible

Ramón Cacabelos Alonso es de Cambados, pero tanto él como su pareja, Olga Estela dell'Orto pasarán estas vacaciones alojados en casa de una prima suya, en Vilanova. Salió hacia Argentina el 30 de abril de 1950. Iba en el regazo de su madre, porque solo tenía tres meses. Les acompañaba una hermana, poco mayor que él, y allí se reunieron con su padre, que se había marchado unos años antes para ganar el suficiente dinero para reagrupar a la familia.

A pesar de ese éxodo tan temprano y de que en estos 68 años solo estuvo una vez anterior en Galicia (en 1998, a los 48 años) nunca ha tenido dudas sobre su identidad. "Nunca me hice ciudadano argentino. De chiquito vi una película que se titulaba 'Bajo dos banderas', en la que el protagonista tenía que tomar la decisión de bajo cual iba a luchar. A la hora de la verdad, la sangre tira".

Cacabelos trabajó de "cadete" (una persona que realiza trámites para una empresa fuera de la misma), como empleado de banca y en una compañía de transportes. Una larga vida laboral que tampoco le ha servido para vivir ahora de forma holgada y despreocupada. Dice que echa mucho de menos Galicia, en la que aún conserva mucha familia, y que tiene un hijo viviendo en Bilbao desde 2003. A pesar de ello ya ni se le pasa por la cabeza la idea de volver para quedarse. "A estas alturas del partido ya no es posible. Si me trasladase aquí, con la jubilación de Argentina no podría vivir. Y no voy a venirme para mendigar".

Galicia fue durante décadas un país de emigrantes. Tanto es así que según estadísticas oficiales hay medio millón de gallegos viviendo en el extranjero. Esto significa que una de cada seis personas nacidas en la comunidad está fuera. La cifra creció en 5.000 personas en 2017.