Lo ocurrido el pasado miércoles en el asalto a la casa familiar de los Charlín ha despertado las alarmas en los colectivos de lucha contra la droga, que temen un incremento de la violencia en caso de que se acabe demostrando la hipótesis del ajuste de cuentas. Carmen Avendaño, responsable de Érguete, reconocía ayer que "estoy muy preocupada con lo ocurrido, porque si han sido los colombianos, una cultura en la que la violencia está muy normalizada, esto puede convertirse en un serio problema". Insiste Avendaño en que "la violencia no es buena, y era algo ajeno, salvo casos puntuales, a la forma de ser de los traficantes gallegos, pero esta situación me ha sorprendido, sobre todo, y si finalmente fue un posible ajuste de cuentas, porque han sido víctimas los integrantes de una familia que se creía intocable".

Fernando Alonso, gerente de la Fundación Galega contra o Narcotráfico, incide en que "la violencia es una característica que siempre ha marcado la relación de esta gente con la sociedad, algo que ha quedado demostrado con la agresión a los periodistas por parte de Manuel Charlín Pomares, cuando estos se limitaban a cubrir la información de un asalto a una vivienda". Pendiente de las investigaciones, Alonso también considera que, de tratarse de un ajuste de cuentas, demostraría que "los históricos siguen manteniendo vínculos con el narcotráfico, por lo que no nos extraña que continúen en el punto de mira de las fuerzas de seguridad del Estado". Sin embargo, a diferencia de hace treinta años, "deben saber que la sociedad está concienciada en plantarles cara y que se les acabaron los tiempos de impunidad".