Joaquín Rodríguez es uno de los miembros de A Cantarela que el sábado salió a buscar setas para la exposición de ayer. Él se fue a Valga y Rianxo. Suyas son también las esculturas de hongos, hechas con poliéster, que estos días decoran varios puntos de Vilagarcía, como la plaza de Galicia o la escalinata del auditorio, donde se encuentra el vistosísimo "falus impudicus" de dos metros de altura, o la no menos atractiva "amanita muscaria", tan bella y llamativa con su centelleante color rojo, como mortífera.
Rodríguez, que también es el autor de la seta de piedra que hay en el parque Miguel Hernández, sorprende también a los espectadores con una gran seta situada justo a la entrada de la exposición, y que tiene incrustados todo tipo de residuos: latas de refrescos, un carrete de pesca, un fragmento de un palo de escoba... El pie de la seta, además, está deformado por unos gruesos bultos. Sobre la pieza hay un cartel que reza: "Lo que tiras en el monte es lo que comes en la mesa".
La exposición del auditorio tiene todo lo necesario para pasar una buena hora entretenidos, o, quienes prefieran aprender, para acercarse más en profundidad al mundo de las setas. Éstas están sobre la mesa, identificadas con pequeños carteles, y en las paredes hay paneles en los que se detallan aspectos sobre los hongos. También hay curiosidades, como un viejo zapato lleno de musgo en el que han crecido unas pequeñas setas, y hay que pararse en los dibujos y las maquetas escolares.
Entre éstas, son muy llamativas la del colegio San Francisco que representa un monte calcinado por un incendio, la del centro Princesa Letizia, que hace alusión a un concierto de "Setallica" (en alusión a la banda rock Metallica) o la de la "Tribo dos Cogomelos", que representaron el río de O Con y hasta el castro de Alobre.
