La mámoa 4 de Areoso se localizó gracias a los efectos de los temporales en el año 2010. Sin embargo, el mar, ese elemento que fue fundamental en su localización, se convirtió de manera inmediata en su principal amenaza. Por este motivo, tan solo unos meses después de que se localizase, Costas y Patrimonio alcanzaron un acuerdo para proteger esta estructura megalítica. Para ello se construyó un grueso muro de cantería, con el que se minimizó el impacto de las mareas sobre la mámoa, aunque no acabó con él. De hecho, unos meses antes de las excavaciones, se detectó que el mar había irrumpido en el interior de la cámara funeraria. Los arqueólogos también son pesimistas a la hora de esperar que el monumento megalítico no acabe siendo devorado por el mar en el futuro.