Aunque tras acabar sus estudios universitarios quiso dedicarse a la investigación - y prueba de ello son sus publicaciones: "El virrey de los metales", "La esencia de Trementina" y "El mildew y riquezas ordinarias"-, lo cierto es que las grandes vocaciones de Lisardo Barreiro fueron la poesía y el periodismo.

Como tenía que mantenerse asimismo y a su familia, y sabía positivamente que los periódicos y la poesía no daba para vivir, abrió farmacia en Vilagarcía y Vilaxoán, y trabajó como médico, primero privadamente y después ya siempre como funcionario de Sanidad en el puerto de Vilagarcía, con algunas excepciones de cambio de destino.

Cuando tuvo farmacia en Vilagarcía, ya era famosa, más por la gente que se reunía que por la de farmacéutico, y de hecho tuvo como mancebos a tres jóvenes que con el tiempo se transformarían en grandes periodistas: Julio Camba, Domingo Rial Seijo y Manuel Lustres Rivas.

Joaquín Díaz de Rábago lo calificó de "prototipo del bohemio gallego", y el gran poeta, Aquilino Iglesia Alvariño, dijo de él, que "era un universitario de la buena época troyana. Brilló su ingenio en las redacciones herculinas en los mejores días de la prensa coruñesa. Le llamó guapo mozo, la Pardo Bazán. Fue cocinero con Picadillo y troglodita céltico irreprochable con Pondal. En su farmacia, entre píldora y píldora aprendió humorismo Julio Camba. De 1890 a 1925, una época más lejana que las de los cancioneros, fue uno de los poetas gallegos más famosos".

Fundador, director y redactor de muchos periódicos, merecen citarse: Galicia Nueva, Galicia Moderna, El Clamor del País, El Clamor de Galicia, Mi Tierra, El Freno, El Ciclón, El Tricornio, La Cítara, El Correo Gallego de Ferrol, etc. Hay que destacar sobre todo el periódico "Mi Tierra" (escrito en gallego y castellano), no solo por las noticias que daba de la comarca de Vilagarcía y de Galicia, sino por las colaboraciones de sus amigos: Juan Barcia Caballero, Luis A. Mestre, Francisco Añón, Benito Losada, etc. Curiosamente la administración de esta publicación corrió en ocasiones bajo el gran cronista local, Manuel del Río Candamo.

No sabemos la causa, pero si la reacción de Lisardo Barreiro: El Correo Gallego anunciaba el 22 de febrero de 1887 que, "Nuestro querido amigo y compañero de redacción, Lisardo Barreiro, acude a los tribunales, único terreno en que puede y deben exigirse satisfacciones a los libelistas. En cuanto a la redacción del Correo, habiendo quedado en pie cuanto dijimos el sábado, nada tenemos que añadir". Ello quiere decir que se debió a un cruce opiniones entre dos periódicos y del que no sabemos el resultado.

En este proceso periodístico debió haber algo más que palabras, ya que "El Correo Gallego" de Ferrol, del cual era redactor Lisardo Barreiro, comentaba el 19 de febrero de este año que:

"Hace dos días, el redactor de un periódico era apaleado en plena calle Real y se retiraba limpiando el rostro manchado de saliva: los testigos de aquella escena que conocían al agredido y habían leído sus insolencias, encontraban justificadísimo el hecho, y felicitaban al que después de haber mantenido en el tono mesurado de una polémica la discusión suscitada entre dos periódicos, había dado a las simplezas del clown la única contestación posible.

-Para el que discute, la pluma; para el que insulta, el bastón, nos había dicho Lisardo Barreiro pocos momentos antes del suceso.

El apaleado conoce ya el bastón de nuestro compañero, el público conoce también su pluma.

Eso debe conocerle a él, debe conocer cal que ha venido a honrar la redacción del Correo, tomando parte en nuestras tareas, trayéndonos su valioso concurso, y continuando aquí su honrada historia periodística".

Todo este argumente, debe traducirse simplemente, en que en este caso, el que dio los bastonazos fue nuestro querido amigo, Lisardo Barreiro y no el contrincante, del que desgraciadamente nada conocemos.

Pasado unos años, el periódico "La Correspondencia" narraba el 30 de marzo de 1898 que, "ayer, según telegrafía un colega, ocurrió en Villagarcía el siguiente hecho: el jefe del partido fusionista Don Castor Sánchez, ex alcalde del ayuntamiento, abofeteó en el muelle de hierro a las seis de la madrugada al director de Sanidad marítima don Lisardo Barreiro, cuando este se dirigía a dar entrada a un buque. Parece ser que el origen de la cuestión ha sido la campaña que hace "El Freno", nuevo periódico allí creado para combatir los abusos que se cometen a la sombra de la política del partido liberal".

Otro periódico, "El Alcance" le daba a la noticia un tono algo más dramático:

"Lo ocurrido ayer en Villagarcía fue debido a cuestiones periodísticas.

El médico Castor Sánchez, creyéndose molestado por unos artículos del semanario "El Freno", se encaró con D. Lisardo Barreiro y este le contestó con un bastonazo.

El Sr. Sánchez hirió a su contrincante en la cara, no se sabe conque. Los ánimos están allí bastante excitados".

El periódico "El Lucense" añadía que la bofetada se debía a que "El Freno "hace campaña contra los liberales, a quien en su último número agravia e insulta descaradamente". Dicho periódico, "El Freno" había sido fundado por el médico y farmacéutico, Lisardo Barreiro, sobre todo para exponer sus poemas y de paso meterse con los políticos de la comarca y especialmente con los del municipio.

En octubre de 1903 debió sufrir alguna agresión ya que el periódico "El Áncora" daba la noticia el 10 de octubre de 1903 que "como autores del atentado cometido en Villagarcía contra el conocido escritor gallego don Lisardo Barreiro, han sido denunciados don Cesar Gorordo y don Federico Gómez Gorordo".

Otro lío que tuvo en diciembre de 1911, no tenía nada que ver con el periodismo ni con la sanidad. Simplemente se trataba de la compra de un terreno que se suponía se iba a revalorizar en su precio según los cálculos de los constructores, ya que a raíz de la noticia de la donación de la isla de Cortegada, al Rey Alfonso XIII, y la posterior construcción de un palacio real, los terrenos para construcción de edificios se habían revalorizado extraordinariamente. La gente de calidad quería tener una vivienda cerca de la del rey y ello, estimulaba los precios.

La noticia por la que nos enteramos del problema del poeta a causa de la compra de un terreno, sale el 16 de diciembre de 1911 en el Diario de Pontevedra, y el mismo periódico reconoce, que tiene interés para sus lectores:

"En la sala de lo civil de la Audiencia de La Coruña se ha visto un pleito, cuya historia es de bastante interés.

Cuando se dijo que la isla de Cortegada iba a convertirse en Residencia Real, los terrenos de la futura ciudad de Arosa, alcanzaron un gran incremento de valor.

Uno de los propietarios, después de vender su solar a Lisardo Barreiro, otorgándole el correspondiente contrato privado, efectuó una segunda venta por mayor precio.

El Sr. Barreiro acudió al juzgado de Cambados para que obligase al vendedor a elevar a escritura pública su contrato.

El juez le dio la razón, y ahora, la Sala dará la última palabra de este litigio. Defendió a D. Lisardo el Sr. Casas, y al vendedor, el Sr. Durán".

El último lio, que bien pudo en acabar en tragedia burocrática, sucedió durante el periodo de la Dictadura de Primo de Rivera. Ignoro la fecha, porque el que nos relató la noticia, Ramón García Reboredo, dueño de la consignataria del mismo nombre, no nos la dio, pero si nos aseguró que era completamente exacta:

En aquellos años, Lisardo Barreiro era el médico encargado de controlar las cartillas de emigración hacía las Américas; edad, sexo, higiene, etc., y ocurrió que había una apuesta por el medio en la que se encontraba el mismo Ramón García Reboredo, que era además, el que enviaba la mayoría de los emigrantes, y según la cual, serían capaces de hacer pasar por el control sanitario unas cuantas cartillas falsas.

Así las cosas, Lisardo Barreiro estaba firmando las cartillas sanitarias de los emigrantes, cuando se dio cuenta que un grupo de ellas estaban a nombre de ministros del gobierno de Primo de Rivera, e incluso en una de ellas estaba puesto el mismísimo Fernando Primo de Rivera como tutelar de la misma. Se armó el escándalo. Lisardo Barreiro se niega a autorizarlas, pero al final, las firma todas y tampoco fueron descubiertas en Buenos Aires a su llegada al puerto, a pesar de lo bien conocido que era por la Argentina el nombre del dictador Fernando Primo de Rivera.

Este extraordinario poeta y periodista, médico y farmacéutico, bohemio sobre todo, falleció en Vilagarcía el 14 de mayo de 1943, y tras su muerte, el periodista y amigo, Joaquín Pesqueira, dijo de él que, como Lamas Carvajal, Pondal, Alfredo Vicenti, Pardo Bazán, Fernández Tafall, Murguía y García Ferreiro, "como ellos, fue en su tiempo, popular, elogiado, combatido y leído, con ellos convivió, riñó, colaboró..."