El histórico narcotraficante arousano Laureano Oubiña Piñeiro sigue en prisión y en régimen cerrado, pese a que el viernes por la tarde le fue notificada su progresión al tercer grado, lo que en la práctica implica que podría salir de la cárcel de día, y regresar tan solo a dormir. Un supuesto enfrentamiento con un funcionario de la cárcel podría retrasar su excarcelación, ya que proponen castigarle con un periodo de entre uno y cinco días aislado en una celda.

La situación penitenciaria del capo gallego no se ha modificado en nada por dos razones. La primera es que, según fuentes oficiales de Instituciones Penitenciarias, la junta de tratamiento de la cárcel de Navalcarnero todavía no se ha reunido para analizar el auto del juzgado de Vigilancia Penitenciaria de anteayer. La segunda razón es la presunta discusión entre Oubiña y un funcionario de la cárcel madrileña en la que está cumpliendo condena. Este incidente se produjo el 2 de febrero pasado, y según el pliego de cargos contra el interno, se le acusa de una falta grave.

Entre tanto, el abogado que asiste a Oubiña asegura que se está cometiendo una "ilegalidad flagrante" con su cliente. Insiste en que el auto dictado por el juez gallego José Luis Castro -responsable de Vigilancia Penitenciaria- es ejecutivo, y por lo tanto de obligado cumplimiento, y que aunque no se excarcelase a su patrocinado, "por lo menos tendría que ser trasladado a otro módulo".

El letrado apunta que "hay una ilegalidad en la situación del grado. Laureano Oubiña es un reo de tercer grado desde ayer -por la tarde del viernes-, pero en la práctica le mantienen como de segundo grado. La cárcel está incumpliendo la orden del juez. Una persona en tercer grado no puede estar en un módulo de régimen cerrado".

El abogado presentó el viernes por la noche una petición urgente de "habeas corpus", para que el juzgado de guardia decidiese sobre la situación de Oubiña y resolviese la supuesta ilegalidad que se estaría cometiendo con su patrocinado. Pero el juzgado de guardia ya le contestó al letrado en la mañana de ayer indicándole que no incoará el "habeas corpus" porque el caso de Oubiña no se encontraría dentro de los supuestos en los que se puede convocar este precepto.

El "habeas corpus" es un procedimiento previsto para que un ciudadano pueda comparecer inmediatamente ante un juez y que éste determine sobre la legalidad de un arresto. Pero este cartucho también le ha fallado a Laureano Oubiña. Su abogado asegura que "lo están persiguiendo de una forma descarada".

Laureano Oubiña Piñeiro (Cambados, marzo de 1946) cumple actualmente una pena de cuatro años, siete meses y 15 días de cárcel por blanqueo de dinero. Anteriormente estuvo condenado por dos alijos de hachís, y ha pasado largas temporadas en la cárcel desde principios de la década de los 90. El juzgado central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional le concedió el viernes el tercer grado, y se ordenó también que se incoase expediente de libertad condicional puesto que si bien no supera aún las tres cuartas partes de la condena cumplida -lo cual sucederá en julio próximo- sí pasa de los 70 años de edad. Además, sufre dos cánceres que le obligan a realizar pruebas médicas habituales.

Fue precisamente de regreso de una salida de la cárcel para la realización de uno de esos controles cuando se produjo el supuesto incidente entre Oubiña y el funcionario de Navalcarnero.

Los hechos sucedieron el 2 de febrero, y según el pliego de cargos, cuando Oubiña regresó al penal "trató de dificultar el acto de identificación contestando con menosprecio a las preguntas que se le realizaban". Se añade que un funcionario le hizo notar que el día anterior había salido del centro con barba, y que a su regreso la había recortado, a lo cual Oubiña le habría dicho: "¿Qué es eso de barba, qué bobadas son esas?". Añade el pliego que se mostró en todo el proceso "altanero y chulesco".

Prosigue el escrito en el sentido de que el jefe de servicios le habría pedido que se dirigiese a su módulo, indicándoselo con un brazo, "momento en el que (Oubiña) levanta violentamente los brazos, agitándolos y en tono elevado se dirige al funcionario, en los siguientes términos: 'No me toque, y no tiene educación ninguna'".

La versión de Oubiña es muy diferente. En su pliego de descargo señala que el proceso de identificación se desarrolló "sin ninguna incidencia", y que cuando él se dirigía a su módulo, "el jefe de servicios (el denunciante) le preguntó: '¿Y la barba?', a lo que el interno le contestó que viese las cámaras y en ellas podría comprobar que cuando él ya salió por la mañana para asistir a las consultas médicas ya tenía la barba rebajada".

Añade en sus alegaciones Oubiña que el funcionario le pidió que le hablase con respeto, y que él le contestó: "No me hable de educación cuando ni tan siquiera me saludó al entrar". Acto seguido, afirma, el jefe de servicio le anunció que le abriría el parte.

Oubiña tenía concedido un permiso de seis días que iba a empezar a disfrutar el 3 de marzo, pero el viernes por la mañana le comunicaron que se lo suspendían por este incidente. Horas después, ya por la tarde, le llegó el tercer grado. Es posible que el lunes se conozca el desenlace.