Ángeles Domínguez, la concejala responsable de obras en el gobierno socialista de O Grove, anuncia que en próximos días comenzarán las obras de reforma del cementerio municipal de San Martiño, tratando de corregir las deficiencias detectadas en un grupo de unos 200 nichos deteriorados.

La edil explica que además de haber sufragado el estudio técnico realizado para determinar la magnitud de los daños causados por la humedad y la corrosión, el Concello aportará también los 34.000 euros que se creen suficientes para corregir el problema.

La decisión llega cuando cementerios como este de O Grove cobran un protagonismo especial por la celebración del día de Todos los Santos. El camposanto municipal luce estos días en todo su esplendor, aunque lo cierto es que es uno de los mejor cuidados durante todo el año. Y no presenta el buen aspecto actual solo por la limpieza y decoración floral imprimida por los ciudadanos, sino también gracias a la instalación de alumbrado público extra por parte del Concello, para mejorar más si cabe el aspecto de las instalaciones y prestar un mejor servicio a los ciudadanos.

Ésta será, por tanto, la última celebración de Difuntos con los 200 nichos en ese mal estado actual, propiciado por las filtraciones de agua. Y es posible acometer esta obra porque el Concello y la Diputación firmaron los convenios de modificación presupuestaria necesarios.

Como se informaba hace unos días, con los cambios introducidos los 150.000 euros previstos por el anterior gobierno para el gimnasio del nuevo polideportivo se destinan ahora a la construcción de las pistas de pádel cubiertas, mientras que los 250.000 euros que el PP había reservado para el Centro de Interpretación de la Carpintería de Ribera (Cicri) van a emplearse en la dotación de saneamiento en Estonllo y Reboredo, así como en la senda entre Virxe das Mareas y Porto Meloxo y en las citadas mejoras en el cementerio de San Martiño.

Hay que recordar que la pasada primavera el Concello reunió a los propietarios de esos nichos y les anunció que asumiría el coste del estudio técnico para determinar el alcance real del deterioro de los tres bloques de panteones afectados, situados detrás de la capilla del cementerio y construidos hace más de tres décadas.

Dado que presentan un grado de corrosión acusado y parece existir riesgo de desprendimiento se barajó la opción de derribarlos, con el coste, el trastorno y en algunos casos el daño moral que esto supondría. En aquel momento la concejala Ángeles Domínguez explicó en detalle a los propietarios que se había producido la caída de varias losetas de los panteones, y que en la consiguiente inspección se constató que el hormigón se caía a pedazos y que las varillas de hierro de la estructura están corroídas por el óxido.

"Hay que ser cautos porque todavía no conocemos el alcance del deterioro y no sabemos si se podrán reparar o no", decía la concejala en abril. Pero ayer confirmó que con la reparación pretendida, que básicamente va a consistir en la colocación de una nueva cubierta sobre los panteones dañados, será suficiente, por lo que se descarta la demolición de la estructura funeraria.