El jacinto de agua, al igual que la egeria densa y el helecho de agua, son plantas de acuario que se pueden adquirir muy fácilmente y que también suelen utilizarse para estanques o jardines flotantes. El comercio de estas plantas ornamentales, advierte un estudio encargado por la Xunta, puede llegar a causar también la entrada de hongos, insectos y otros invertebrados ligados a estas especies, como el parásito de las camelias o la mariposa de los geranios. Hace apenas unos días, Marta Lois, presidenta del Colectivo Ecoloxista do Salnés, ya advertía de los riesgos de la comercialización de este tipo de plantas, reclamando a las autoridades que regulen su venta e incluso la prohiban. A juicio de Marta Lois lo que procede son "políticas de concienciación entre los distribuidores de estas especies y sus compradores", porque "hay alternativas" para crear acuarios o jardines flotantes con especies autóctonas que "no causan un problema ambiental que después repercute en las arcas públicas". La ecologista ofrece una serie de recomendaciones para quienes tengan en sus propiedades jacinto de agua para evitar que la especie acabe llegando a la red hidráulica: "Tienen que tener cuidado, no tirar la planta por el inodoro, sino echarla a la basura directamente". Y, en cuanto al agua "no tirarla por el fregadero, sino echarla en un césped, por ejemplo, y dejarla secar". Porque, el camalote "cuando llega a un río es muy difícil de sacar y casi imposible de controlar", de ahí que insista en que "hay que invertir dinero no solo en su retirada y limpieza, sino también en concienciación y en el control de estas especies exóticas".