El primer fin de semana realmente intenso en la Denominación de Origen Rías Baixas permitió llegar hasta los 6 millones de kilos de uva introducidos en bodega, y eso a pesar de que hasta ayer solo estuvieron realmente operativas 60 de las 179 inscritas en el Consello Regulador.
Será a partir de hoy cuando se ponga en marcha lo que muchos definen ya como la "semana fantástica" del sector, sumándose a la recolección las grandes firmas vitivinícolas de las diferentes subzonas productoras, especialmente en O Salnés y O Rosal.
Y quedarán algunas pendientes -sobre todo en el Ulla- hasta la semana siguiente, al igual que continuará la vendimia hasta fin de mes en muchas de las bodegas que empezaron hace días la recolección, confirmándose de este modo que se trata de una de las campañas más selectivas y escalonadas de los últimos tiempos.
No hay amenaza de lluvia a la vista, y esa carencia de riesgo hace posible ir poco a poco, buscando en el caso de los viticultores la mayor graduación posible, pues las bodegas les pagan en función del grado alcohólico de la uva.
En definitiva, que hay tiempo de sobra para completar la vendimia de una uva que cada día que pasa parece gozar de mayor calidad.
Así lo confirman tanto en el Consello Regulador como en las diferentes bodegas. Una de ellas, Martín Códax -con sede en Vilariño (Cambados) y 277 cooperativistas-, cobró ayer un protagonismo especial, pues con la recolección lanzada desde hace días presentó el trabajo que lleva a cabo en su finca experimental de Pé Redondo (Meis).
Se trata de un banco de pruebas en I+D creado en 2003, cuando se plantaron las cepas hoy en día totalmente productivas, cuyo funcionamiento sirve de gran ayuda a otras empresas y al conjunto del sector vitivinicultor.
Para esta puesta de largo Martín Códax contó con la presencia del presidente en funciones de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que además de poder conocer el funcionamiento de la cooperativa y la parcela de Pé Redondo, pudo visitar los viñedos y departir con los jornaleros.
Fue allí donde se refirió a la relevancia socioeconómica de este sector del que participan "entre 16.000 y 17.00 viticultores en toda Galicia", casi 6.000 en Rías Baixas.
"La gente que se dedica al vino puede certificar que los momentos actuales son mucho mejores que los pasados porque hacemos un vino de calidad que compite con cualquier otro del mundo", manifestó Feijóo antes de resaltar que "estamos innovando, modernizando, comercializando e importando, llevando el nombre de Galicia a los mejores restaurantes del mundo".
Es así como "estamos acreditando que en Galicia hacemos las cosas bien, con amor y cariño". Pero eso sí, "buscando siempre la calidad, porque de sentimentalismos no se vive; es necesario acreditar que somos los mejores".
Esto llevó al presidente de la Xunta en funciones a animar a los bodegueros y viticultores a seguir por este sendero, poniéndolos como ejemplo a seguir por otros sectores, pues en Galicia "tenemos vino y sabemos transformarlo y comercializarlo, al igual que aún teniendo pocas capturas para la industria conservera somos la primera región de Europa en producción de latas".
Sin embargo, y aquí lanzó su reto, "en el caso de la leche, no sabemos transformarla". Lo que quiso decir el también candidato del PP es que "ojalá poco a poco vayamos triunfando con la leche gallega como hicimos con el vino y la conserva", sabedor de que la comercialización de los lácteos "es una asignatura pendiente".
Para seguir hablando de vinos mientras recorría los viñedos de la finca de Pé Redondo, el presidente de la Xunta presumió de serlo también del Capítulo Serenísimo de la Orden del Albariño de Cambados, y con tono nostálgico espetó que tal distinción "da un prestigio y una satisfacción enormes que nadie se puede imaginar, ya que solo hubo dos presidentes de ese Capítulo, Manuel Fraga y yo, y por tanto solo entre los dos podemos charlar del honor y orgullo que supone".
Acto seguido apostó por recuperar tierras improductivas y convertirlas en suelos fértiles, pues si bien los motores económicos de Galicia "están en las grandes áreas de Vigo y A Coruña, nuestra identidad sigue estando en las aldeas, y los que nacimos en el rural no necesitamos que se nos explique qué significa, pero a los que nacen en la ciudades debemos decirles que todo empezó aquí, en el rural".
De este modo ensalzó la labor desarrollada en cooperativas vitivinícolas como Martín Códax, "porque hay que querer el rural y también saber cómo trabajarlo, y eso implica saber modernizarse y adaptarse para seguir abriendo fronteras".
Y tanto dicha bodega como el conjunto de la Denominación de Origen Rías Baixas lo están haciendo, de ahí que Feijóo pusiera como ejemplo una experiencia personal, al relatar como "en una gran superficie comercial de Japón en la que entran cien millones de japoneses los fines de semana" llegó a preguntar si tenían vino gallego, y fue así cómo descubrió que había una marca representativa de estos caldos.
El objetivo ahora, espetó, es aumentar esas exportaciones, y en vez de vender en el extranjero 30 de cada 100 botellas de vino apuesta por la distribución de al menos 50.
Pasa, a su juicio, por unir fuerzas y esfuerzos entre las cinco denominaciones de origen gallegas. Se trata de que, aún manteniendo la diferenciación y tipicidad de cada una de esas marcas de calidad, lanzar al mercado una distinción global, capaz de diferenciar en el mundo a los caldos de calidad "made in Galicia".
"Tenemos que sentarnos a hablar para comercializar mejor y hacerlo juntos", proclamó el líder conservador. Y los responsables de Martín Códax vinieron a darle la razón cuando aseguraron que zonas productoras como La Rioja y Burdeos plantaron más cepas de blanco que de tinto, lo cual puede dar una idea de las importantes metas que aún esperan a las denominaciones de origen gallegas. "El blanco es una tendencia mundial y debemos saber aprovecharla", concluyeron.
