Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Rosa Bueno Díaz: "Entre trozos de avioneta aparecían huesos de los tripulantes y los metían en una caja"

Rosita Rañó captó con su cámara los instantes posteriores al accidente del avión de Icona en Xiabre

Rosita Rañó con algunas de las fotografía que tomó en el accidente del hidroavión. // Iñaki Abella

Rosa Bueno Díaz, conocida en Vilagarcía como Rosita Rañó, fue una de las primeras personas en llegar, el 8 de septiembre de 1976, a la zona del monte Xiabre en la que tuvo lugar el accidente del hidroavión de Icona. Con su cámara inmortalizó impactantes imágenes del siniestro en el que fallecieron el alférez José Luis Herráiz, el brigada José Cachofeiro y el sargento José Pérez Belmonte. Esas fotografías formarán parte de la exposición con la que el próximo fin de semana se conmemora el 40 aniversario del accidente.

- ¿Cómo se enteró usted de lo que había sucedido en el Xiabre?

- Eran sobre las 17.30 horas y yo estaba en Veiga de Lamas. Había un campo inmenso en el que acampaban familias de raza gitana y a mis hijas les encantaba ir allí y estar con otros niños. Les enseñábamos a leer y a rezar el Padrenuestro. Había un incendio y veía pasar las avionetas, dos o tres. Me fijé en que una volaba muy cerca de las casas y ¡boom!, vi como se caía. Cogí la cámara y el coche, me metí por un camino estrecho de carros y subí corriendo. Al llegar a la zona ya vi el humo y todavía había fuego. Solo estaban tres o cuatro hombres y empecé a hacer fotos. Yo me quería meter más adentro y me decían: "¡A dónde vas, que puede explotar algo!". Después ya llegaron la Cruz Roja, entonces aún no había ambulancias, los bomberos y el alcalde, José Luis Nogueira. Empezaron a remover entre los restos de la avioneta, que estaba hecha pedazos, y a apagar el fuego. Sacaban los huesos de los tripulantes y los metían en una caja. En un instante llegó allí todo Guillán y también gente de Bamio. Salían personas de todos los rincones del monte. Querían ayudar en lo que pudiesen, pero en cuanto llegó la Policía ya no les dejaron pasar. Ese día en la fiesta de Guillán la gente no disfrutó, todo el mundo hablaba de lo mismo: del accidente.

- ¿La exposición solo incluye imágenes del accidente o también de otros momentos relacionados?

- Son entre 35 y 40 fotografías del día del accidente, de gente de Guillán y de los actos que se celebraron al año siguiente, cuando se colocó e inauguró el monumento en el monte Xiabre. Vinieron jefes militares y pusieron una corona de laurel en memoria de los tres fallecidos y también los vecinos. Les saqué fotografías delante de la iglesia a la salida de la misa y después subimos al monolito con la Banda de Música. Recuerdo que estaba la mujer de uno de los fallecidos y otros familiares. Había bastante gente de Madrid. La próxima semana, cuando se conmemore el 40 aniversario, también subiré a hacer fotos, para tenerlas de recuerdo.

- ¿Fue este el trabajo más impactante que realizó?

- Sí, seguramente. Aunque también retraté un accidente en una fiesta del Carmen en Vilagarcía, cuando se hundió un barco y falleció un hombre. De hecho, nunca más sacaron a la Virgen. Yo iba en otro de los barcos y tenía imágenes de como la gente se tiraba al agua para intentar rescatar al señor. Pero sucedió antes de 1981 y desde ese año para atrás no conservo nada. Se mojaron las estanterías en las que tenía los negativos al romperse una tubería y perdí toneladas de negativos. Mi hijo solo pudo aprovechar algunos.

- ¿Cómo surgió la posibilidad de realizar esta exposición?

- Me llamó Pablo Jueguen, que está haciendo un documental sobre el accidente, me comentó que quería hacer la exposición y me preguntó si le dejaba las fotos. ¡Como no! Son chicos jóvenes, también están Cristina Durán, Aitor Míguez y Rafael Sabugueiro. Quieren hacerlo porque ellos no vivieron aquellos hechos y quieren mostrar a los más jóvenes lo sucedido. Muchos no conocen el accidente y otros saben lo que les cuentan sus padres y abuelos, pero estos testimonios se están perdiendo y quieren recordar aquella tragedia. Lo que me da pena es que a comienzos de verano me comentaron que el monumento estaba hecho un asco, que lo tenían muy abandonado. Los vecinos de Guillán tienen que reclamar al Ayuntamiento que lo tengan siempre limpio y bien, para que la gente que pase por allí lo vea. Menos mal que estos chicos se preocuparon de recordar el 40 aniversario y en las últimas semanas se acondicionó la zona.

- ¿Cuándo comenzó en el mundo de la fotografía?

- Me casé en 1957 y mi marido ya era fotógrafo. Yo empecé a coger la cámara en 1964. Él estaba enfermo y no podía, tenía que dejarle el trabajo a otros fotógrafos. Un día me decidí a coger la cámara y la primera foto que hice fue a Gonzalo Rivera, hermano del alcalde, que los miércoles locutaba un programa de radio para niños, les regalaban libros y contaban cuentos. Hacía bodas y muchos cumpleaños. A partir de 1968, después de morir mi marido, empecé como ambulante y me eché fuerte a hacer de todo.

- ¿Y hasta cuándo duró su carrera con la cámara?

- Me retiré con 62 años. Tuve cáncer y estuve un año y medio sin fuerza, no podía coger nada. Estuve muy mala y lo dejé por eso, aunque me pesó muchísimo dejar la cámara. La gente me quería mucho porque yo cerraba a las nueve de la noche y hasta las once me iba a vender fotografías por las casas, porque les hacía fotos a toda la familia. Echo tanto de menos a esa gente... y ellos también a mí.

Compartir el artículo

stats