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Castro Alobre busca su identidad

Los arqueólogos descubren cuatro estructuras castrexas aunque todavía es pronto para definir la función que desempeñaron en la larga cronología de este asentamiento

Los objetos son inspeccionados con mucho detenimiento. // I,Abella

El Castro de Alobre empieza a emerger del maltratado subsuelo histórico que esconde la finca urbana de O Montiño. Hubo varios intentos anteriores, pero ahora parece que se va a descubrir, sobre todo proteger, uno de los yacimientos que más secretos de la época castrexa puede poner al descubierto en los próximos meses.

El equipo de arqueólogos centra sus miradas en una pequeña superficie de 400 metros cuadrados, que se podría definir como zona caliente y en la que ya han salido a la luz cuatro o cinco estructuras constructivas más, que los expertos solo califican como castrexas.

"Lo que asoman son unas estructuras circulares que todavía es pronto para definir como cabañas u otro tipo de instalaciones", señala con enorme prudencia el arqueólogo Diego Piay, que está al frente de los trabajos.

Ha pasado algo más de un mes del comienzo de las excavaciones y el área comienza a revelar algunos nuevos secretos que, más adelante, se pondrán en parangón con los numerosos estudios anteriores.

Hace ya años que se sabe que este yacimiento es muy rico en términos históricos. El hallazgo del ara de Neptuno que custodia el Museo de Pontevedra o la fíbula de Navicella (del siglo VIII antes de Cristo y origen etrusco) que se presume en el British Art Museum de Nueva York ponen de manifiesto la importancia del espacio que se estudia.

Pero hay otros elementos documentados histórica o bibliográficamente que elevan esa relevancia pues son muchos los que subrayan que aquí se ha encontrado un mosaico romano o las piletas de salazón (saqueadas) que demostrarían una actividad importante relacionada con la cultura marítima.

A la vez, los investigadores y eruditos de mitad del pasado siglo recuerdan la imponente necrópolis tardorromana (existen fotografías de los años 70) que se volatilizó cuando se excavó un terreno para construir un aserradero.

Los arqueólogos que participan en el nuevo proceso de excavación prefieren obviar todos estos precedentes hasta que concluyan los trabajos a principios de junio.

"Vamos a sacar nuestras propias conclusiones y ponerlas en contradicción con todas las anteriores para ver en qué coinciden", explican a pie de obra.

Por de pronto han comprobado que se trata de un yacimiento con una "cronología muy amplia" y de hecho ya se pueden diferenciar dos zonas muy distintas entre sí, es decir que reflejan y constatan una larga evolución histórica.

De hecho, tras retirar la capa de suelo húmico, con la aparición de las nuevas estructuras se observan modelos muy diferentes de construcción, que denotan las diferentes épocas. Así los cimientos del edificio que hasta ahora se consideraba que pudo ser una "telleira" son de estructura mucho más sólida que los que aparecen en las nuevas cuadrículas de trabajo donde se observa la típica estructura castrexa de edificaciones circulares.

"Los paramentos, el ancho de los muros, el tipo de argamasa nos revelan que son períodos distintos de ocupación, pero aún no es posible elaborar una teoría firme sobre estos restos", asegura Piay quien admite que ni siquiera han aparecido las cotidianas lareiras de las cabañas, ni se pueden describir los agujeros de poste que suelen reconocerse en estas excavaciones.

Tampoco tienen muy claro que con la continuidad de las excavaciones puedan determinar que la famosa "telleira" de Castro Alobre haya existido. De hecho ni siquiera lo ponen en duda porque había ootros elementos que les llevaron a tal conclusión, como el hecho de que se hayan localizado restos de "tégulas" romanas en la zona de trabajo. Sin embargo, el actual equipo prefiere esperar a sus conclusiones para establecer una tesis comparada de máximo rigor.

De momento, esperan obtener los máximos resultados posibles para poder llegar a hipótesis lo más realistas posibles, aunque de momento solo están en un primer nivel. Precisamente el "cuncheiro" que aparece en el centro del área de excavación podría dar muchas pistas a los historiadores. De hecho han encontrado piezas típicas del mundo romano pero también ánforas y cerámica que pueden revelar muchos de los secretos del período de ocupación. De momento aún es imposible determinar cuantos siglos atrás ha habido vida en O Montiño. Pero empiezan a descubrirse pistas que permitirá conclusiones mucho más acertadas.

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