A unos cien metros de la casa de la marquesa de Rubiáns dos frondosos magnolios protegen a los visitantes del pedrisco y la lluvia mientras el guía Guillermo Hermo lamenta la triste historia de la principal araucaria del jardín que se secó a sus 250 años y 18 metros de alto porque la partió un rayo por la mitad este verano. Éste ha sido uno de los más duros mazazos de un jardín que está envuelto por la historia de los marqueses de Rubiáns, aquellos primeros Caamaño y luego Ozores que fundaron a mediados del siglo XV la ciudad de Vilagarcía.

Ese pesar, sin embargo, no empañó la visita guiada que Hermo continuó por un recinto en el que se conservan múltiples especies arbóreas centenarias, viñedos,pero sobre todo camelias, más de 600 variedades, algunas con muchos siglos a sus espaldas, quizás las primeras que han llegado a España.

Después de la impresionante lección de botánica delante de magníficos árboles que iluminan este singular espacio, se encontró tiempo para visitar luego la imponente residencia paciega, propiedad de la actual marquesa de Rubiáns, Paloma Fernández Latorre, que reside en ella por temporadas.

Una vez que se accede al medieval edificio se cruza el túnel del tiempo cinco siglos atrás y se percibe que se está en un espacio de la Grandeza de España que aún hoy se mantiene al conservar uno de los tres Señoríos vigentes.

Hermo se encarga de resaltar que el pazo es del siglo XV aunque aprovecha la estructura de una casa-fortaleza anterior, del siglo XII. Es precisamente el recibidor, conocido como el Salón del Arco el que conserva aquellos restos de la almena del edificio primigenio.

En las paredes, los retratos de todos los señores de la casa de Rubianes, los Ozores, los Saavedra, los Lobera, sobre todo de los siglos XVII y XVIII hasta la actualidad, muchos de ellos, pintados por los mejores pinceles de la época, sin que falten Esquivel o Madrazo, entre otros.

Pero a medida que se traspasan salones siguen apareciento otros apasionantes secretos de la familia que hasta 1970 custodiaba la Carta Puebla de fundación de Vilagarcía, cuyo primer alcalde, a mediados, de 1700, se apellidaba Caamaño, "como no podía ser de otra manera", recalca Guillermo Hermo.

Pero la Grandeza de los Rubianes no se quedó en Vilagarcía, un linaje que incluso ha contado con dos virreyes de Perú al servicio de la Corona de España o que emparentó con el laureado duque de Rivas, una de cuyas hijas, Corina Saavedra, se casó con un Caamaño. Y en el pazo hay pruebas que lo refutan como un cuadro que representa a "Judith victoriosa despues de matar a Olofernes" que perteneció a la pinacoteca del autor de "Don Álvaro o la fuerza del sino".

De la antiquísima biblioteca cabría hablar de cientos de tesoros, algunos incunables, pero también de documentos dignos de cualquier archivo histórico, todo ello con el colofón de una balanza original en bronce donde se pesaba el oro y piedras preciosas que llegaban a Vilagarcía desde Perú.

Pero la casa deja también otras pistas a los visitantes que ayer acudieron con ocasión de la exposición de la camelia. En el salón contiguo al isabelino llevan años dos cuadros de los arcángeles Miguel y Gabriel, decorados con flores de camelia, y que son de los siglos XVII o XVIII, justo cuando se importó este laureado árbol de remotos y exóticos paises.

Este fin de semana se le rinde culto en la parroquia de Rubiáns y el pazo no iba a ser ajeno a este acontecimiento pues cuenta con más de seiscientos ejemplares distintos de camelia. Una flor que podría completar los blasones que fortalecen la historia del pazo.