En una mezcla de enfado y resignación. Así se encontraba el ánimo de José Manuel Vázquez Navia en la tarde de ayer. Todavía dentro del traje de aguas con el que intenta que los daños sean los menores posibles, esperaba en O Muiño a que el caudal del Umia le diese una pequeña tregua tras muchos días de azote en forma de lluvia.

-¿Cuál es el estado en que se hallan las instalaciones tras tanta agua como lleva cayendo?

-De momento seguimos sumergidos. Habrá que esperar a que el río vuelva a su normalidad y ver los daños que tenemos. Desgraciadamente esto lo sufrimos cada año.

-¿Qué tipo de material guardan en el almacén que sigue anegado?

-Es nuestro material de a diario, con el que entrenamos. Tenemos palas y cerca de cuarenta barcos, además de herramientas y chalecos. Todo eso está debajo del agua ahora mismo y lleva así desde el pasado jueves. Hasta que baje el río no podremos hacer un inventario de daños.

-¿A tenor de la reiteración de las inundaciones no se plantean el cambio de ubicación de su sede?

-Eso es inviable. El trabajo que nos costó conseguir las instalaciones que tenemos fue enorme. Fueron muchos años de batallas y el club siempre estuvo donde está. Hay soluciones mucho menos traumáticas, pero hay que tener voluntad para encontrarlas. Y vaya por delante que sabemos que estamos en Galicia y llueve, pero las consecuencias tienen que ser menores y más sostenibles. No puede ser que pase lo de estos días. Hoy (por ayer) cogió la máxima altura de agua y no bajó nada durante todo el día. Es algo que impacta a cualquiera.

-¿Qué soluciones ve usted a esta situación?

-Me gustaría saber donde está el dinero que se prometió para invertir en el saneamiento del Umia tras lo del vertido de Brenntag. No se invirtió ni un céntimo en el río. Lo que hace falta es una limpieza a fondo de todo el cauce. Hay mucha maleza que no deja correr el caudal como debiera ¿Dónde están los ecologistas para protestar por esto? Porque la limpieza del Umia es una deuda histórica que también afecta al ecosistema y a la seguridad de mucha gente. Otro tema más serio ya es el de la presa.

-¿A qué se refiere?

-Pues a que desde que está la presa en Caldas las inundaciones en la parte baja del río son más continuas y más peligrosas. Tiene que haber una coordinación entre los ayuntamientos. No se pueden abrir las compuertas cuando a alguien le venga bien sin avisar con tiempo suficiente de antelación porque el agua sube en muy poco tiempo muchísimo. El jueves pasado alguien decidió abrir las compuertas en Caldas y en Cabanelas subió el nivel del agua medio metro en solo quince minutos. Eso supone un problema enorme incluso para los coches que van por las carreteras cercanas al río.

-Lo que parece claro es que cada invierno es una alerta máxima para el Náutico O Muiño.

-Más que alerta es resignación. Nuestra incertidumbre es la apertura de la presa. Lo que no se puede hacer es abrir en medio de la tempestad. Hay un descontrol absoluto en esto.

-Pocos mejor que usted conocen el cauce del Umia ¿Es partidario de alguna obra de contención en puntos complicados?

-Partiendo de la base de que lo más prioritario es la limpieza a fondo del cauce, creo que también se podría modificar un poco el curso del río en algunas zonas de curvas para evitar algún desbordamiento.

-En casos de catástrofes naturales como ésta es cuando la condición humana adquiere mayor relevancia. ¿Se ha sentido respaldado?

-Los que estamos en el club somos los de siempre. No muchos la verdad. Lo que sí echo en falta es el que ninguna aseguradora quiera cubrirnos. Eso a nosotros siempre nos supone pérdidas.

-¿Se puede dormir tranquilo estos días sabiendo que más de veinte años de historia del club están metidos en ese almacén?

-La preocupación existe, pero se duerme estos días con un ojo abierto. Es sobre todo impotencia porque no puedes hacer nada. La pena es que ya es una costumbre.