"La masificación de visitantes está afectando muy negativamente a los yacimientos arqueológicos de O Areoso desde hace hace seis o siete años. De un tiempo a esta parte hay un problema monumental con los barcos de recreo, e incluso hay gente que excava en la zona y que se lleva restos, lo cual está tipificado como delito. Se no paramos a tiempo está desmán, el deterioro va a ser rapidísimo". Estas son palabras de Pablo Iglesias, miembro de la asociación Os Pandulleiros, que se ha destacado en los últimos años por una fuerte defensa del islote de O Areoso tanto desde un punto de vista medio ambiental como arqueológico, al contar con restos de la Prehistoria.
Iglesias hizo estas declaraciones después de que el islote de A Illa protagonizase una de las jornadas monográficas sobre patrimonio cultural organizadas en Santiago de Compostela por el Consello da Cultura Galega. A este encuentro acudió la directora xeral de Patrimonio de la Xunta de Galicia, y según Pablo Iglesias "se ha comprometido a visitar el islote en primavera y a estudiar muy a fondo el informe de la empresa Tomos", que realizó últimamente nuevas prospecciones arqueológicas en la idílica lengua de arena situada a la entrada de la ría.
Desde Os Pandulleiros abogan por darle un margen de confianza a la directora xeral. "Nos ha parecido una persona sensata, una buena persona, y que está comprometida con el patrimonio. Y aunque somos conscientes de que algunas decisiones no las toma ella, sino instancias políticas superiores, confiamos en que sea capaz de convencer a esas autoridades de la importancia de preservar el legado que tenemos en O Areoso".
Pablo Iglesias plantea que en la jornada de Santiago "quedó demostrada la importancia arqueológica" del islote, en el que se conservan varias mámoas (enterramientos colectivos con varios miles de años de antigüedad), así como "la urgencia de que se tomen medidas para frenar su deterioro".
Un deterioro, añade el isleño, motivo tanto por la naturaleza (la erosión del mar sobre los restos) como por la afluencia de visitantes entre julio y agosto, y que no solo afecta a los restos arqueológicos, sino al propio medio ambiente. "Ya hemos dicho otras veces que echamos en falta una mayor implicación de la Xunta y de otras administraciones. El Ayuntamiento no tiene competencias en esta materia, y la cofradía solo puede velar por los bancos marisqueros, así que hoy en día la protección se limita a unas boyas y a unas vallas que puso la Consellería de Medio Ambiente para proteger las dunas, y que nadie respeta. Los arqueólogos están entusiasmados por saber que hay ahí debajo, pero faltan medios".
