Las calabazas, dependiendo de sus variedades, pueden alcanzar importantes dimensiones, pero muy pocas alcanzan las dimensiones de las que se cultivan en una huerta de la parroquia vilanovesa de Baión. En esa huerta, propiedad de Narciso Muñiz, se recogieron esta semana cinco calabazas cuyas dimensiones alcanzan los dos metros de diámetro y los 75 kilogramos de peso, "una auténtica barbaridad", explicaba su dueño ayer mientras contemplaba los frutos conseguidos. Se da la circunstancia de que la planta en la que se recogieron estas calabazas gigantes no fue sembrada sino que "nació ella sola justo en la huerta que tenemos al lado de la vivienda".

Es cierto, explica Muñiz, que siempre había dado calabazas de considerables dimensiones pero "nunca tan grandes como las de este año, que son descomunales".

La huerta en cuestión no solo destaca por la producción de calabazas enormes, sino que en ella también han crecido otras hortalizas con unas dimensiones fuera de lo común. Es el caso de unos tomates de más de un kilo, de los que ya no queda absolutamente nada al haber pasado por la cocina.