El sector mitilicultor gallego acumula al menos dos ciclos de cultivo consecutivos que solo pueden calificarse de pésimos para sus intereses. Y cuando los múltiples problemas sufridos están aún en la mente de todos, resulta que los bateeiros se enfrentan ahora a una nueva acumulación de fitoplancton portador de biotoxinas.

Esta circunstancia -que ayer obligó a cerrar otras siete zonas- hace que cerca del 70% de los polígonos bateeiros estén cerrados en la actualidad para la extracción y venta. Esto es tanto como decir que hay 34 polígonos inoperativos y que ya solo quedan 17 abiertos, aunque parece que por poco tiempo.

La amenaza del desabastecimiento está a la vuelta de la esquina, y lo peor de todo es que muchos productores no podrán comenzar la ansiada campaña de industria como quisieran, lo cual también repercute negativamente en los intereses de las fábricas conserveras, los cocederos y todos sus trabajadores.

Y no parece que esto pueda cambiar a corto plazo, ya que los niveles de toxinas lipofílicas tienden a ir en aumento, a tenor de los análisis efectuados en el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), que es el órgano encargado de abrir y cerrar polígonos, permitiendo así la llegada al mercado de producto totalmente apto para el consumo.

Prueba de ese incremento es que ayer se cerraron seis polígonos bateeiros en Arousa y uno en Vigo. La primera de esas rías tiene ya 17 polígonos bloqueados -solo le quedan seis abiertos-, mientras que la segunda reparte a partes iguales la docena de polígonos de que dispone.

Para entender mejor la desesperación que acecha el sector, e incluso el abismo al que parece abocado si las cosas no cambian, hay que reiterar que este episodio tóxico se suma a una sucesión de procesos similares que mantienen cerrados los parques de cultivo flotantes buena parte del año, sobre todo desde que se aplica el método de análisis químico impuesto por la Comisión Europea. Por si fuera poco, hay que sumar una mala fijación de la mejilla (semilla), lo cual dificulta la preparación de la cosecha siguiente, y la llegada de temporales que provocaron graves desprendimientos de producto.