Andrés Suárez actuaba anoche en el pub Mohai de O Grove por primera vez en su vida, aunque tiene una estrecha relación con el público local, ya que ha pisado el escenario del Náutico en varias ocasiones. Ayer hizo disfrutar a sus numerosos seguidores con sus canciones cargadas de sinceridad y romanticismo, haciendo una parada especial en su más reciente trabajo, "Moraima".

-¿Se considera un artista antisistema discográfico?

-No creo que huya, pero la realidad de la música actual se encuentra en la calle, en escenarios como el Mohai o el Náutico, que me permiten vivir el sueño de mi vida, una utopía como es vivir de la música. No se trata de que no crea en los editores, pero llevo tocando desde los 14 años, primero para dos personas, luego para seis, después para 8. Y así hasta ahora. Creo más en el boca a boca.

-Está más cómodo en el escenario.

-Sí. La actuación está en el diálogo con el público, no en cantar mirando a una luz roja en una pared. No hay mirada más sincera que un aplauso.

-Sus letras hablan de amor en un tiempo prosaico. ¿Siente que nada a contracorriente?

-Para nada. La poesía vuelve a estar de moda. Mis letras las escribo por necesidad. Respeto a los grandes cantautores como Aute, Serrat o Milanés, ellos cambiaron la forma de ver al músico. La justicia poética llena salas de conciertos.

-¿También en O Grove?

-Yo hago lo que me gusta, sin importar si acuden dos o 20 personas, que además pagan por ir a verme cuando debería ser al revés. En unos momentos tan difíciles en este país, ellos se dejan su dinero y me regalan que el local se llene.

-Sus seguidores destacan la sinceridad de sus canciones. ¿Canta lo que vive?

-Escribo canciones para poder existir. Mis dos últimos discos son más románticos, recordando una relación que no fue. No es que dejara de lado otros asuntos, pero siento que he mirado más por ese amor no correspondido que me afectó y que me ha hecho sentir uno más. Canto mi realidad. Y ya pienso en mi próximo disco, que quiero grabarlo con directos.