El aparcamiento indiscriminado en García Caamaño, justo detrás de la plaza de abastos de Vilagarcía, constituye un problema al que el Ayuntamiento pretendía darle solución colocando una valla en la entrada de la calle para que solo accediesen los comerciantes del mercado. Y es que hay que tener en cuenta que se trata de una zona peatonal en la que se invirtió una generosa cantidad de dinero y es evidente que el tráfico rodado deteriora el firme e interrumpe el tránsito de los viandantes. Hace casi dos meses que el Concello colocó dicha valla, y el resultado de la medida, al menos por el momento, no ha sido nada satisfactorio para los placeros.

Denuncian que continúan entrando coches ajenos al mercado, que estacionan durante horas y por tanto restan espacio a los comerciantes para realizar la descarga de su mercancía.

Según diferentes vendedores consultados, trabajadores municipales son los que se encargan de subir y bajar la valla. La dejan abierta de siete a diez de la mañana y a la una del mediodía vuelven a levantarla para que puedan salir los placeros. Cuando finaliza la actividad en el mercado de abastos, la valla queda cerrada. "Por la mañana allí pasa y aparca todo el mundo, incluidos coches particulares", se quejan algunos comerciantes.

Esta ocupación de la calle peatonal por conductores ajenos a la plaza provoca que "a veces para aparcar tengamos nosotros dificultades", afirma un vendedor de pescado. Precisamente los comerciantes del sector del pescado son lo que más necesitan tener sus vehículos isotérmicos cerca del mercado, puesto que los utilizan a modo de nevera para conservar sus productos en buen estado. De hecho, "al acuerdo al que llegamos con el concejal era que solo se permitiese el acceso a la calle peatonal a pescaderos y a los clientes como restaurantes o autónomos, que nos compran importantes cantidad de pescado y con frecuencia", expresan trabajadores del mercado.

Actualmente Vilagarcía contabiliza en torno a un centenar de placeros, entre los que no se incluyen las personas que venden verdura, puesto que no tienen una concesión como los demás vendedores, sino que pagan por día trabajado y por espacio ocupado (por metro).

Sin tarjetas

Los placeros admiten que la Policía Local no está multando a los conductores ajenos al mercado que estacionan en García Caamaño. Y es que, ¿cómo los identifican? El edil de Tráfico y Seguridad, Ángel Benito Pérez Dorgambide, solicitó la documentación a los placeros para proceder a la elaboración de una especie de tarjetas de residentes que les identificasen como personas autorizadas a acceder a la calle trasera de la plaza. "Se la dimos hace casi tres meses pero por ahora no sabemos nada de las tarjetas", lamentan comerciantes del mercado.

Con todo, los vendedores confían en que el Concello les expida a la mayor brevedad posible dichas tarjetas y el siguiente paso sea la vigilancia por parte de los agentes de la Policía Local de que se cumpla la norma.