En invierno pueden localizarse más d 13.000 aves acuáticas en el Complejo Intermareal Umia-O Grove y el Complejo Ons-O Grove, lo cual convierte a estos espacios en un verdadero templo natural, único en Galicia y de los más importantes de España. Pero este año, además, está siendo especialmente prolífico en cuanto a presencia de pájaros poco habituales por estas latitudes.

Es el caso de especies como la barnacla carinegra (Branta bernicla) o la garceta grande (Ardea alba), que si bien ya habían sido registradas con anterioridad en la ensenada y el istmo de A Lanzada, parecen ser especialmente abundantes en esta ocasión.

La presencia de dichas especies contribuye a engrandecer el espectáculo que ofrece este complejo natural protegido, al que llegan aves procedentes del Norte de Europa que en la mayoría de los casos se dirigen a África para pasar allí un invierno mucho más agradable.

Lo que sucede es que en su recorrido, a veces de 5.000 kilómetros, muchas de esas aves se detienen en el Complejo Intermareal Umia-O Grove para alimentarse y reponer fuerzas. Y ocurre, asimismo, que algunas de esas aves deciden quedarse y suspender su viaje hacia tierras africanas porque están ya demasiado agotadas o bien se encuentran a gusto en los humedales mecos, y sobre todo porque aquí disponen de alimento suficiente, tranquilidad y buena temperatura.

Su decisión de detener el viaje a África, lógicamente, aumenta el colorido y el atractivo de esta zona húmeda reconocida internacionalmente por el convenio de Ramsar.

Así lo explica una experta ornitóloga como Encarna González, una asidua colaboradora de la Sociedade Galega de Ornitoloxía (SGO) que ayer incidió en la importancia del complejo intermareal. Confirma que "habitualmente el invierno es la mejor época para disfrutar de las aves en O Grove y su entorno natural, pero este año está resultando especialmente interesante a causa de la presencia de aves que no son habituales".

Se refiere, precisamente, a la barnacla carinegra y a la garceta grande. La primera de ellas es un ave anseriforme de la familia Anatidae. O lo que es lo mismo, una variedad de ganso que en épocas de cría ocupa el Ártico y densas áreas de Noruega, Groenlandia, Rusia e incluso Canadá y Alaska.

Pero el invierno en esos lugares es especialmente crudo, incluso para este ganso capaz de recorrer 6.000 kilómetros, de ahí que cada año, cuando baja el mercurio, inicie una larga migración que puede llevarlo hacia el Sur de Europa, la costa Atlántica de Estados Unidos y la costa pacífica norteamericana. Aunque como puede comprobarse este año –lógicamente en un número muy reducido–, también puede volar hacia O Grove para disfrutar de sus humedales.

La barnacla carinegra, a la que a veces puede confundirse con un gran pato, tiene el pico, las patas, la cabeza, el cuello, el pecho y el dorso anterior de color negro, aunque con una pequeña mancha blanca a ambos lados del cuello. El resto del plumaje es gris oscuro, aunque tiene las plumas cobertoras de la cola blancas y las partes inferiores presentan un tono gris pizarra.

En cuanto a la garceta grande o garza blanca, cabe decir que es una de las garzas más repartidas por todo el mundo, aunque según los ornitólogos tampoco abunda en el complejo intermareal. Este año, sin embargo, ya se han visto algunos ejemplares de esta majestuosa ave de inmaculado plumaje blanco que puede medir hasta un metro de alto y es capaz de pesar casi un kilo.

Su pico es amarillo y tiene las patas negras, aunque el primero puede oscurecerse mientras que las patas tienden a clarearse durante la época de cría. Estas son características fundamentales que la diferencian de otras garzas similares.

Por sus hábitos semimigratorios, las garzas blancas que pueblan el hemisferio norte pueden desplazarse hacia el sur en invierno, sobre todo cuando se presentan fríos.

"Muchas de la aves que se detienen actualmente en el complejo intermareal lo hacen para reponer fuerzas y seguir viaje hacia África, pero también las hay que se quedan a pasar aquí todo el invierno y ya no nos abandonan hasta que llegue la primavera, lo cual constituye todo un acontecimiento ornitológico y natural del que vale la pena disfrutar", indicaba ayer Encarna González.

La experta ornitóloga incide en ello para dejar patente la importancia del complejo intermareal, que entre otros muchos reconocimientos tiene los de Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y la de Zona de Especial Protección de los Valores Naturales.