La intensa labor de recolección de la mejilla que realizan los bateeiros en todo el litoral da paso al "encordado", es decir, el proceso mediante el que esa semilla de molusco se sujeta con una red biodegradable a las cuerdas que después van a quedar suspendidas de las bateas, para que el mejillón empiece a alimentarse y a crecer. Ayer podía apreciarse esta actividad en numerosos barcos y bateas de las diferentes rías, donde los productores se sitúan junto a las máquinas de encordar para, con calma y mucha maña, "pegar" poco a poco la semilla a las cuerdas, en un proceso que en cierto modo puede compararse con la fabricación de chorizos.

Lo que se hace ahora es "cargar" las bateas con el mejillón pequeño, que debe alcanzar la talla comercial dentro de diez, doce o catorce meses, en función del tamaño deseado o reclamado por el mercado y de la zona en la que esté fondeado cada parque de cultivo, pues según las corrientes y la profundidad hay más o menos alimentación, y esto supone mayor o menor rapidez en el crecimiento.

El "encordado" es un paso clave para la cosecha del año que viene, como lo es, lógicamente, el proceso conocido como "desdoble". En verano se procede a desdoblar las cuerdas ahora encordadas, es decir, que la mejilla ya habrá crecido y el momento de desprenderla de la cuerda en la que se encuentra para sujetar el molusco en dos o tres cuerdas diferentes, con lo que se intenta distribuir el peso para que el mejillón no acabe en el fondo y para darle mayores facilidades de alimentación y crecimiento.

Desde la Consellería do Mar recuerdan al sector que el 29 de septiembre se autorizó una prórroga de dos meses para la colocación de cuerdas colectoras en los parques. Son las cuerdas que se cuelgan vacías y a las que se adhiere poco a poco la semilla, que si no se obtiene de este modo hay que conseguir "raspando" las rocas del litoral. Transcurrida aquella prórroga, válida en octubre y en noviembre, ahora es de aplicación el Decreto 406/1996 por el que se autoriza una longitud máxima de 6.000 metros de cuerda en cada batea. Esto es tanto como decir que cada parque puede disponer de 500 cuerdas con un máximo de 12 metros de largo.