Miguel Pérez compara su gestión del Plan de Excelencia Turística, cuando era alcalde de O Grove en representación del PP, con la gestión del Plan de Inversión Local o fondo anticrisis realizada por el actual regidor, el socialista José Cacabelos Rico.

De esa comparación deduce que el primer edil y demás integrantes del cuatripartito que preside “son unos pésimos gestores, y en lugar de defender los intereses de nuestros vecinos y de nuestros empresarios lo que hacen es adjudicar obras a dedo para beneficiar a empresas foráneas”.

En cierto modo lo que hace Pérez es presentar el Plan de Excelencia como un ejemplo de buena gestión que, a su juicio, deberían seguir los actuales gobernantes.

Pretende demostrar que la gestión del actual gobierno “es nefasta y carente de criterio y rigor”, lo cual “causa enormes perjuicios a nuestra localidad” y, en este caso concreto, a los empresarios locales, “que fueron marginados por su propio gobierno y no pudieron acceder a obras del fondo anticrisis”.

Para que el PP hiciera realidad aquel Plan de Excelencia Turística “tuvimos que negociar muy duramente para ponernos de acuerdo con Sanxenxo, para después gestionarlo conjuntamente en Santiago y Madrid, y esa es la diferencia de gestión entre nuestro gobierno y el cuatripartito, al que el plan de inversión local llega sin ningún tipo de gestión previa, y sin embargo tampoco saben gestionarlo a posteriori”.

Otra diferencia es que “el 90% del Plan de Excelencia fue sacado a concurso por el sistema de subasta, es decir, que los interesados tenían que ajustarse a las bases de cada obra, presentarse y ganar el concurso, en lugar de ser entregadas a dedo como se hace ahora”.

En aquel proceso, bajo el mandato del PP, “lógicamente hubo alguna empresa de fuera que salió beneficiada, porque era un concurso público, e incluso alguna de las que ahora se benefician del fondo anticrisis, pero la gravedad de la actuación del cuatripartito está en que ahora que se dan a dedo se entregan las obras a los de fuera en vez de darlas a los de O Grove”.

Además, “con el sistema que aplicamos nosotros logramos que O Grove se beneficiara de importantes mejoras de obra ofertadas por las empresas concursantes, que al participar en el concurso también ofrecían rebajas en el presupuesto, con el consiguiente ahorro y la posibilidad de emplear dinero en otras acciones, pero con el sistema empleado por el cuatripartito ofrece un presupuesto y se gasta tal cual”, relata el conservador.

En este sentido, esgrime Miguel Pérez que en casos como el actual “cuando el encargado de repartir un presupuesto total de 2 millones de euros no es capaz de conseguir mejoras por valor de al menos 250.000 euros demuestra que es un pésimo gestor”.

“No pueden pretender tomarnos el pelo”

Después de que Pérez acusara al Concello de entregar a empresas de fuera 13 de las 16 obras del fondo anticrisis, el alcalde le respondió diciendo que eso es falso, y que muchas compañías con sede social lejos de O Grove tienen trabajadores mecos. Esas explicaciones no satisfacen a Pérez, que vuelve a la carga para decir que “Cacabelos miente, por eso mantengo mi denuncia pública y mi indignación por la nefasta gestión hecha con el fondo de inversión local, e insisto en que es incontestable que un 85% del fondo fue a favor de las empresas de fuera y que sólo el 15% se destina a empresas de O Grove, aunque sea una sola”. Esos datos “puedo demostrarlos con papeles, y si el alcalde quiere desmentirlos tiene que aportar también sus documentos, pero no puede porque sabe que llevo razón, ya que lo hemos investigado detenidamente y las adjudicaciones están publicadas en la web de la Xunta con los datos aportados por el propio Concello”. Lo que “no puede hacer Cacabelos”, advierte Pérez, es “pretender tomarnos el pelo a nosotros y a todos los vecinos de O Grove, por eso le pido una vez más que actúe con transparencia, honestidad, seriedad y responsabilidad”.

Además de insistir en que “Cacabelos es un mentiroso”, Miguel Pérez manifiesta que la adjudicación de las obras del fondo anticrisis “tiene una gravedad añadida, y es que esas obras fueron adjudicadas a dedo, es cierto que mediante un procedimiento que es legal, pero a dedo”. Quiere decir que “nadie ni nada impedía al alcalde realizar un procedimiento con publicidad, sacando un anuncio para que lo vieran las diferentes empresas y pudieran optar a las obras, pero al ser sin publicidad le basta con tener tres presupuestos y llamar a las empresas que el alcalde quiere que accedan a la obra”. No obstante, “lo más sangrante y doloroso es que no tuvo la sensatez de usar esas adjudicaciones a dedo para beneficiar a las empresas de O Grove, sino para contratar a las de fuera”.