La oleada de sabotajes que vive el sector mejillonero gallego parece haberse cobrado ayer de madrugada una nueva víctima. Carlos Viñas Dios, vecino de A Illa, denuncia que alguien prendió fuego a la grúa de descarga de mejillón que él, su hermano y su padre gestionan desde hace quince años.

Ayer por la mañana, cuando los vecinos, y sobre todo los bateeiros, empezaban a despertarse y comprobaban lo ocurrido, alguno llegó a apuntar que el incendio pudo deberse a un cortocircuito, pero los dueños de la máquina fueron contundentes: "Los que dicen eso son los que quieren quitar importancia a algo tan grave como esto... la grúa ardió porque la rociaron con algún líquido inflamable y le prendieron fuego". En la sede de Bombeiros, en Vilagarcía, apostillaban que, a la espera de los informes definitivos y de la investigación abierta por la Guardia Civil, "todo indica que se trata de un incendio intencionado".

Fue al filo de las cuatro y media de la madrugada cuando comenzó el fuego, y apenas media horas después la grúa ya había sucumbido a las llamas, salvándose sólo su brazo mecánico, que lógicamente ya no sirve.

Los propietarios calculan las pérdidas en "alrededor de 75.000 euros, que es lo que puede costar una grúa nueva", y explican que este sabotaje los deja en una muy complicada situación económica, pues la descarga de mejillón por mediación de la grúa calcinada era su principal fuente de ingresos, y si quieren retomar la actividad tendrán que comprar otra grúa. Tienen una póliza de seguro obligatorio, es decir, a terceros, por lo que "no hay posibilidad de cobrar ningún tipo de indemnización".

Los sabotajes relacionados con la llamada "guerra del mejillón" se habían traducido hasta ahora en el corte de cuerdas de batea, lanzamiento de cócteles molotov contra inmuebles y destrucción de mercancía rociando con combustible el mejillón ya introducido en camiones. Incluso el pasado mes de septiembre, cuando se vivieron los peores enfrentamientos en los muelles, también prendieron fuego a la vieja grúa del puerto vilanovés e intentaron incendiar un autobús.

Esta vez los hechos adquieren una especial magnitud, por tratarse de una grúa totalmente operativa y muy importante en un muelle como el isleño.

Carlos Viñas Dios explica que su empresa familiar, llamada Descargas de Mejillón Juan Carlos Viñas Suárez e Hijos, "jamás tuvo ningún tipo de problema en los quince años que llevamos descargando en nuestro puerto". Cuando se le pregunta por las causas y la autoría de este sabotaje contesta que tiene "fundadas sospechas y casi todos sabemos quién lo hizo", pero "por ahora" prefiere callar lo que piensa. En cualquier caso, quiere dejar "muy claro" que su grúa trabaja "para descargar el barco de quien nos lo pide, y nos da igual si es del norte o del sur, si pertenece a Pladimega o si está por fuera de la central de ventas".

Lo que quiere decir es que a él, a su hermano y a su padre les da exactamente igual quién tiene razón o deja de tenerla en el conflicto de los mejilloneros, "y lo único que queríamos era trabajar como siempre, descargando para todo aquel que nos lo pidiera y nos pagara".

En este sentido, Carlos Viñas, de 29 años de edad, dice que "la guerra entre bateeiros es de los bateeiros, y nosotros no tenemos absolutamente nada que ver con eso, pues nuestra obligación es descargar el barco de quién nos lo pide" Tiene claro que lo ocurrido "hay que enmarcarlo en la oleada de atentados y sabotajes que se están viviendo en el sector mejillonero, y si siguen así tarde o temprano alguien acabará prendiendo fuego a una gasolinera por el simple hecho de que en ella se abastezca el barco de su enemigo".