La vía rápida de O Salnés ya es historia aunque sólo se pueda circular de momento por dos carriles. Los 17 kilómetros entre Curro y Sanxenxo ya están desdoblados y con la primera capa asfáltica y sólo quedan cuatro pequeños tramos por concluir. En total, sin medirlo, apenas quedan 300 metros por terminar.

Política Territorial tenía intención de inaugurar la flamante Autovía do Salnés la pasada Semana Santa, pero estas vacaciones fueron muy tempranas y no dio tiempo. Un mes después se ve que la UTE adjudicataria aceleró las obras, por lo que el diseño de la autovía está casi completo.

En un recorrido por todo el trazado se observa que quedan por cubrir tres pequeños tramos de plataforma en los tres viaductos más próximos a Meaño. Si la empresa tiene prisa podría dejarlos listos en menos de una semana.

Entretanto, los vehículos que realizan el recorrido entre Sanxenxo y Curro tienen que emplear los dos carriles habilitados, en alguna ocasión de forma más que provisional con conos plásticos que a veces irrumpen en la calzada.

El nudo de Meis es el tramo más retrasado, pues todavía queda por diseñar todos los accesos hacia Cambados, Vilanova, Ribadumia o Cambados.

Todo lo demás espera por la uniformidad asfáltica y otros detalles de última hora, especialmente señalización definitiva y alumbrado, entre otros.

Lo que sí observan los conductores es el exceso de guardarraíles convencionales. El PP ha denunciado esta misma semana que los populares "quitamiedos" son los de siempre, los que tanto rechazan los motoristas por ser verdaderas guillotinas para su integridad.

Lo cierto es que, de momento, las vallas son metálicas y afilado metal, con largos barrotes tan denostados por los conductores de motocicletas.

Sin embargo, la delegada de Política Territorial, Isabel Domínguez aseguró que los guardarraíles serán tan seguros como recomienda la Unión Europea, y que todavía no está concluida la obra para que se pueda realizar dicha crítica.

Lo que si queda claro es que la autovía, salvo causas de fuerza mayor, estará concluida antes del verano para absorber todo el tráfico de las playas.

El desdoblamiento de esta vía ha tenido un coste de más de 40 millones de euros y se decidió poco después de que se detectaran importantes fallos en las tuberías de acero que se instalaron en 1995 y que provocaban el hundimiento de algunos tramos.

La vía rápida se había convertido en una de las carreteras de más siniestralidad, con accidentes múltiples, que en alguna ocasión pudo haber tenido relación con el estado del firme. Ahora se confía en que sea uno de los trazados más seguros de O Salnés.