No es solo una cuestión de números, pero estos son un indicador importante, e innegable, cuando hay que hablar de igualdad. Y lo son en todos los ámbitos: laboral, sanitario, económico, social, familiar... Cada 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, las cifras sirven para demostrar que el rasero no es el mismo cuando se habla de mujeres o de hombres.
En el municipio de Pontevedra, sin ir más lejos, la forma en que el desempleo afecta a unas y a otros es muy diferente. Tomando como referencia los datos más recientes del paro, hechos públicos hace unos días por la Consellería de Promoción do Emprego e Igualdade de la Xunta de Galicia, se puede comprobar que en la ciudad, de los 4.538 parados que tiene actualmente, 2.702 son mujeres, frente a 1.836 hombres. Es una diferencia muy importante, de 866 personas más, que en términos conceptuales supone un 19% más de paradas en el caso de las mujeres.
El problema se agrava especialmente cuando se trata de trabajadoras que tienen más de 25 años, subrayando que la estadística de la Xunta no segrega en más horquillas de edad. De este modo, estas trabajadoras suman 2.611, o lo que es lo mismo, son el 58% del total de parados. Por el contrario, los hombres de 25 años o más son 1.726, un 38% del total. Esto significa que seis de cada diez parados residentes en la capital pontevedresa son mujeres con 25 o más años.
Mucho más insignificantes son los número para aquellos desempleados que tienen edades inferiores a esas. Según los datos oficiales, de los 201 que suma el conjunto del municipio, 91 son mujeres y 110 hombres, o lo que es lo mismo, un 2,01% y un 2,44%, respectivamente.
La discriminación se adelanta una década en ellas
Ramón Vidal Trillo, de UGT Pontevedra, reconoce que las mujeres con edades superiores a los 35 o 40 años sufren mucho antes que los hombres la discriminación laboral con motivo de la edad. “En el caso de ellos los problemas en este sentido empiezan a los 40 o 45 años, pero en el de las trabajadoras ya se detectan con 35 o incluso 30 en algunos casos”, informa.
“A partir de cierta edad ellas ya empiezan a tener problemas para conseguir un puesto de trabajo, ya sea el primero u otro”, lamenta.
En este sentido, destaca que estas trabajadoras son “cualificadas de forma errónea como descartables”. “Desde nuestro punto de vista y nuestra experiencia, no podemos calificar esto como algo decente, sino como algo totalmente indecente que un empresario o un sector dé menos oportunidades a una persona por una cuestión de género”, manifiesta.
Y es que los problemas no solo se dan a la hora de la contratación, sino también una vez efectuada esta, con la conocida como “brecha salarial”. También según los datos oficiales, en el municipio de Pontevedra una mujer cobra de media 9 euros cada hora de su trabajo, mientras que un hombre recibe 9,7. Esto significa una diferencia de un 7% entre ambos salarios.
Especial atención merecen las cifras si se tiene en cuenta el tipo de contrato: indefinido o temporal. En el caso de los primeros, esa diferencia de la que habla la estadística se agrava mucho más, ya que mientras las mujeres trabajadoras del municipio cobran 8 euros de media en cada hora, los hombres, 9,9 euros. Esto supone un 19% menos de ingresos para ellas.
En cuanto a los salarios según el tipo de jornada, la mayor brecha se da en aquellas que son parciales, en las que las mujeres cobran 7,1 euros y los hombres 9,8, un 27,5% más. Por el contrario, si es una jornada completa, están muy próximos ambos sueldos, 9,7 euros ellos y 9,6 ellas.
