“Con 92 años me siento como un niño”

Benigno Abelleira recibe la Insignia de Oro del Celta tras más de medio siglo como socio

Marína Mourtiño, presidenta del Celta, con Benigno Abelleira en el acto en Balaídos.

Marína Mourtiño, presidenta del Celta, con Benigno Abelleira en el acto en Balaídos. / Ricardo Grobas

“Con 92 años me siento como un niño”, reconoce el empresario pontevedrés Benigno Abelleira, que ayer recibió la Insignia de Oro del RC Celta tras superar el medio siglo como abonado del club. “Fue una sorpresa”, reconoce emocionado por esta distinción que le fue este martes impuesta, con otros 54 socios, frente a la grada de Gol, en el corazón del Estadio de Balaídos.

“Creo que recordar que fue por el año 1955” cuando se interesó por el club celeste. “Fue cuando libré del servicio militar, serví en Sanidad en Ceuta, y después me hice socio del Celta de tribuna”, explica antes de recordar que acudía a los partidos “con la viuda de Cándido, en el autobús, porque yo no tenía coche”.

“Antes los ómnibus tenían arriba una baca para los que querían ir” a los partidos, “y yo iba. Y ahora me quedé muy sorprendido cuando supe que me daban la insignia”.

¿Se pasan muchos nervios siendo socio del Celta? Benigno Abelleira explica que son más las alegrías, pero también algún susto. “Yo soy muy aficionado al fútbol, porque estuve también con Agrasar y Miguel Domínguez en el Pontevedra C.F. unos 8 o 12 años. Y el fútbol me gusta mucho”.

No solo está ligado al deporte por afición, sino también por familia, ya que es tío-abuelo de la campeona del mundo Tere Abelleira. Tras recordarlo, explica que “yo jugué en el Lérez también y el fútbol me encanta”, aunque en su familia es el único celtista.

También es un veteranísimo socio del Pontevedra C.F, tanto que tiene el carné número 3. “Está me parece Paco Silva, Barreiro y después estoy yo”, explica en este punto.

En tantos años como aficionado ha visto evolucionar mucho el fútbol. Este deporte “genera mucha afición, es una pegatina que une, y además no es un juego fijo, sino que cada día es distinto. Hoy se juega de un modo muy diferente a hace años, antes era pegar para arriba y ahora ya se juega de otra forma: ahora por ejemplo cuando van ganando ya se juega mucho para atrás, es más estratégico y práctico”.

Asimismo, añade, “también se trabaja mucho en el sistema físico, la gente se cuida más y hay otros adelantos. Yo recuerdo que también jugaba al fútbol, cuando era un chaval de 19 años o 20, y se trabajaba mucho menos en el fútbol físicamente”.

El deporte no es la única afición de este empresario, también muy implicado en la vida social pontevedresa. Desde hace una década es presidente de la Peña de la Boina, una entidad con más de 60 años de andadura y que cada año, en el día de San Sebastián, voto de la ciudad, celebra su “xuntanza” anual.

Con todo, Benigno Abelleira lamenta que en los últimos tiempos no ha podido dedicar tanto tiempo a la vida social. “Estuve también pachucho, cuando fue lo que llaman pandemia y yo le llamo la gripe universal. Estuve 19 días con COVID y me salvé de él”, un gran susto del que se ha recuperado felizmente, como celebraban este martes los socios del Celta y también los integrantes de la Peña de la Boina y los aficionados del Pontevedra C.F, orgullosos de este veterano futbolero.

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