Un estudiante de Pontevedra se enfrenta a ocho años de cárcel acusado de violar a una compañera

Paseo del río de Os Gafos.

Paseo del río de Os Gafos. / Rafa Vázquez

Un estudiante de Pontevedra será juzgado el próximo jueves día 7 en la Audiencia Provincial, acusado de haber violado a una compañera de instituto en octubre de 2022.

La Fiscalía pide una pena de ocho años de prisión, como autor de un delito de agresión sexual en su modalidad de violación.  

Según explica el escrito de acusación, víctima y acusado se conocieron en septiembre de 2022, en el inicio del curso escolar en un instituto de Pontevedra. El 10 de octubre de ese año, cuando llegó la hora del recreo, el joven propuso a la chica que le acompañase fuera del instituto, hasta un supermercado situado en la misma calle, para comprar algo de comer. Al salir de este establecimiento, el acusado propuso a su acompañante que antes de volver al centro diesen un paseo, a lo que la chica accedió. Bajaron entonces unas escaleras que dan acceso al paseo de Os Gafos, sentándose ambos en un banco de madera.

Allí, tras un rato conversando, el procesado “guiado por un ánimo libidinoso y con el afán de atentar contra la libre determinación sexual” de la joven y sin su consentimiento, “le puso su mano apretando fuertemente en uno de los muslos”. Ella intentó apartársela, sin ser capaz y, a continuación, el procesado agarró por la fuerza una de las piernas de la chica, colocándola encima de las suyas. Al mismo tiempo el chico presionó el cuerpo de la joven contra el banco, comenzando a besarle por el cuello y la boca, a la vez que le tocaba la zona vaginal por encima de la ropa. Acto seguido metió una de sus manos por debajo de su ropa, le levantó a la fuerza el sujetador hacia arriba y le manoseó los pechos, pese a que la víctima le pedía que parase, tratando de retirarle la mano al procesado.

Al cabo de un breve espacio de tiempo, la joven logró zafarse del procesado e incorporarse del banco, diciendo que quería volver al instituto. El chico le dijo que sabía un camino más corto para llegar antes al centro, accediendo la joven, creyendo que así era. A continuación el acusado la agarró de la muñeca, y cuando se encontraban detrás de una caseta, ocultos de la mirada del resto de transeúntes, el procesado “con la misma finalidad antes mencionada, agarró por la espalda a la víctima y la empujó hacia su propio cuerpo con una de sus manos, al tiempo que introdujo la otra por una de las aberturas del mono que vestía la muchacha, introduciendo la misma por debajo de la ropa, bajándole la ropa interior, introduciéndole seguidamente sus dedos en la vagina, a pesar de su oposición”.

Mientras forzaba a la joven, el procesado le dijo que le estaba gustando “porque su cuerpo se estremecía y que si se moja es que está a gusto”, según expone la acusación.

Posteriormente, ambos regresaron al instituto, pero como consecuencia de esta acción, durante los días siguientes, la joven sufrió ataques de ansiedad, vómitos, crisis de llanto y tristeza continuos con importante afectación psicológica.

Además de la pena de prisión, la fiscalía pide para el acusado las condenas accesorias de prohibición de aproximarse a menos de cien metros de la víctima y una vez cumplida la pena una medida de libertad vigilada por tiempo de ocho años, al margen de la inhabilitación especial para profesión, oficio o actividades que conlleve un contacto regular y directo con personas menores de edad por un tiempo de quince años. Además, se pide una indemnización para la víctima, en concepto de daños morales, en una cantidad de 5.000 euros.