Fiebre por el bocadillo marroquí

Un local de Pontevedra ofrece este plato único en toda Galicia

IlhamEl Gad Essafi con uno delos bocadillos  de más de 25 centímetros

IlhamEl Gad Essafi con uno delos bocadillos de más de 25 centímetros / Gustavo Santos

Gala Dacosta

Gala Dacosta

El “marroquillo”, como lo han denominado IlhamEl Gad Essafi y Rafa Darrosa, surge de la combinación de palabras marroquí y bocadillo. “La gente en Marruecos come mucho de esto por la calle, es un plato completo y sabroso”, explica la dueña del local.

Marroquillos es el primer local no solo de Galicia, sino de todo el norte peninsular, que ofrece esta comida tan especial y única que mezcla street food con los sabores especiados del norte de África y un producto gourmet de esmerada elaboración. Además, cada bocadillo mide 26 centímetros de largo.

Tras el indiscutible éxito de su restaurante Dükela, que abrieron hace ya un lustro, esta pareja de emprendedores de la hostelería decidió sumar un proyecto más a su aventura en la gastronomía marroquí, y en solo tres días ha sido todo un “pelotazo” incontestable: “Siempre tenemos muchas ideas, pero todo el mundo decía que teníamos que enseñarle al público esto. Y la verdad es que funciona, porque no paramos desde que abrimos”, señalan felices e ilusionados. De hecho, queda claro que no dan abasto: no cesa de entrar gente en el local de la calle Álvaro Cunqueiro durante el tiempo que dura la entrevista, llamada por el olor y por la llamativa decoración del establecimiento. El local, por cierto, se encuentra muy cerca de Santa Clara y no descartan que el monumento les dé un cierto tirón.

La idea inicial surgió tras un reciente viaje a Marruecos, donde Rafa (aunque ya conocía la cocina del país) se enamoró de estos tentempiés que podías “adquirir por la calle cualquier día”. Con la idea de transformarlos en algo más elaborado, pensó que “iba a gustar aquí”. Y acertaron, visto lo visto.

La carta, por lo menos de momento, es reducida: tienen cinco propuestas diferentes, aunque su favorita, dicen, es sin duda el de jarrete. También disponen de uno vegano, y otro de bonito, entre las demás opciones.

Pero estos no son panes al uso, como los de las meriendas, “son gourmet, muy contundentes y, aunque depende de lo que coma cada persona, la idea es pedirlos para compartir”, explican.

Especias, ahumados y guisos que consiguen trasladar a cualquiera hasta el norte del continente africano conforman la variada “paleta” de sabores de esta nueva empresa. Y para quien ya haya ido a Dükela, esto no le decepcionará. Además de comer en el propio local, que han ambientado como la ocasión merecía, es posible recoger los bocadillos para llevar o bien hacer encargos a domicilio, un servicio que están convencidos de que tendrá mucho tirón.

En cuanto a la ubicación del local, no es asunto baladí, recuerda Ilham, pues encontraron muchas menos trabas para instalarse allí, en la zona nueva, que en el casco histórico de Pontevedra, donde abrieron el otro restaurante en el año 2019.

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