Pontevedra estrena la fiesta del Ramadán 2023

Los más de 3.000 musulmanes de la comarca inician el ayuno de un mes entre el alba y la puesta de sol

Trabajadores del restaurante New Bombay Palace de Pontevedra y familiares, todos de Bangladesh, tras el primer día de ayuno. // GUSTAVO SANTOS

Trabajadores del restaurante New Bombay Palace de Pontevedra y familiares, todos de Bangladesh, tras el primer día de ayuno. // GUSTAVO SANTOS / Ana López

Los cerca de 3.000 musulmanes de la comarca de Pontevedra iniciaron ayer el Ramadán, el mes sagrado del Islam, una festividad con la que durante un mes deben abstenerse de comer, beber y mantener relaciones sexuales desde el alba hasta que se pone el sol. Así, antes de que amanezca se toma una comida conocida como “suhur” y al atardecer se cena la denominada “iftar”, que se realiza de modo comunitario. En este ayuno quedan exentas aquellas personas que se encuentren enfermas, los niños y las mujeres embarazadas, lactantes o que estén menstruando.

El Ramadán varía sus fechas debido a los ciclos de la luna, de modo que este 2023 comenzó ayer, 23 de marzo, y concluirá el próximo 21 de abril.

Esta festividad se celebra en base a la primera revelación del Corán a Mahoma, por lo que la connotación religiosa es importante. Además, su estricto seguimiento supone una purificación tanto espiritual como corporal. La oración durante el mes del Ramadán tiene cinco citas.

Puntuales a las 19:50

En el restaurante New Bombay Palace de Pontevedra, el único indio en la ciudad, exceptuando los “kebabs”, la mesa está ya casi puesta pasadas las siete y media de la tarde, ya que a las 19:50 concluye el ayuno del primer día del Ramadán de 2023.

El despliegue de comida es espectacular. Alrededor de los platos se reúnen los trabajadores del local y familiares, todos bangladesíes. Celebran la primera jornada de la festividad religiosa y disfrutan cada bocado de la comida preparada, así como de las bebidas, siempre sin alcohol en la religión musulmana. Hay mucha fruta (sandía, manzanas, peras, mandarinas, plátanos, fresas...); calabacín, calabaza y patata rebozados en harina de garbanzo; puré de verduras; puré de lentejas; arroz con garbanzos... y, para beber, agua y zumo concentrado de limón, lo primero que agarran todos los asistentes en la mesa.

En realidad esta primavera el Ramadán no ha empezado tan duro como otras, ya que la climatología ayuda mucho a sobrellevarlo mejor, y las bajas temperaturas son fundamentales.

Un negocio abierto hace siete años

El New Bombay Palace, en el cruce entre las calles Charino y Churruchaos, fue abierto hace siete años por Khorshad Alam Uddin Begum, de Bangladesh, y propietario de otro negocio de hostelería en la calle Eduardo Pondal. Actualmente cuenta con ocho trabajadores, todos indios.

Lleva más de 20 años en España, a donde llegó para trabajar de mecánico en la Volvo, y se enamoró de la ciudad de Pontevedra cuando vino a conocerla como turista. Por aquel entonces él vivía en Madrid y antes había trabajado en Málaga y Santander. Fue en Andalucía donde obtuvo el título de cocina y en la capital española llegó a tener seis locales de hostelería.

La vida en Pontevedra, reconoce, es otra cosa, “mucha paz, tranquilidad”. Y aunque celebra que cuentan con clientes asiduos de la cocina india de diferentes puntos de Galicia, “vienen de A Coruña, Ourense, Lugo...”, desde el parón del COVID les está costando recuperar el ritmo de actividad anterior. A ello hay que sumar la exagerada subida de precios de productos propios de la India que utilizan para la fabricación de los platos tradicionales.

“Muchos ya no los recibimos y otros han pasado de valer 14 euros a 45, como este bote de especies naturales de verduras”, muestra.

Recalca que son tiempos difíciles porque “solo usamos productos de calidad, son muy caros, pero todos los platos los preparamos cada día, no queda nada para el día siguiente; por eso seguimos abiertos”.

Algunas de esas maravillosas propuestas fueron las que disfrutaron anoche de modo comunitario en el salón del restaurante. Por delante todavía les quedan otros 28 días de ayuno, que, aseguran, “se llevan mucho mejor de lo que la gente se piensa porque el cuerpo se acostumbra”.

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La población musulmana de la comarca de Pontevedra ronda las 3.000 personas, con importantes núcleos de origen marroquí tanto en la ciudad capitalina como en la vecina Vilaboa, con sendas mezquitas para el rezo. Solamente en la Boa Vila, según los datos más recientes del Padrón Municipal de Habitantes, hay 405 personas procedentes de Marruecos. Además, destacan también aquellas personas llegadas desde Senegal, que el caso de Pontevedra superan el centenar. En cuanto a los procedentes de Bangladesh, suman alrededor de 40 en el municipio, la mayoría ocupados en el sector de la hostelería.

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