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Una seta gigante que desafía a la meteorología

Jaime Blanco encuentra en Lourizán un “meripilus giganteus” de más de 70 centímetros de diámetro en plena época de sequía

Jaime Blanco con el “meripilus giganteus” que encontró en Lourizán. | // RAFA VÁZQUEZ

La temporada de setas avanza cumpliendo con los malos pronósticos iniciales ante la ausencia de precipitaciones y la previsión de que se prolongue la sequía unos días más. Sin embargo, la naturaleza sorprende, a veces en sentido positivo, y hay algunos ejemplares que están desafiando a la meteorología. Es el caso del “meripilus giganteus” que Jaime B. Blanco Dios encontró hace ya algunos días en el jardín botánico de Lourizan y que, de momento, ha superado ya los 70 centímetros de diámetro.

El presidente de la Asociación Micológica Brincabois explica que se trata de “una especie habitual, pero en un tamaño tan grande a veces no se consigue. Si a esto le añadimos que estamos en plena sequía, tiene aún más mérito que haya alcanzado estas dimensiones. Además, como hay muy poquita cosa, llama mucho la atención”.

Esta seta es una variedad comestible, “pero no se suele comer porque la calidad no es muy buena. De hecho, se dice que es comestible de joven, porque después ya se vuelve muy dura o muy flexible”. Por eso, destaca sobre todo “la curiosidad” de que haya alcanzado los 70 centímetros de diámetro.

Como suele ser habitual cuando se encuentra con un ejemplar de estas dimensiones, Jaime Blanco se resiste a cortarla todavía, ya que ha llegado a conseguir setas de entre 100 y 110 centímetros de diámetro. “Llevo varias semanas siguiendo su evolución y quiero comprobar hasta dónde llega. Creo que aún puede estirar un poquito más”, comenta el micólogo pontevedrés, que también apunta que lo hace con el objetivo de “que me pueda valer para una posible exposición o para alguna de las jornadas en las que tengo previsto participar”, como las que tendrán lugar en el municipio coruñés de Carballo próximamente o, si la temporada mejora, la clásica exposición de Brincabois en los jardines de las Ruinas de Santo Domingo.

Blanco pasea con frecuencia por los terrenos del pazo de Lourizán, una finca que lleva estudiando desde hace más de 30 años. “Hay tantas especies arbóreas que favorece que haya una diversidad grande de setas. Tengo pendiente de publicar un estudio sobre esta zona, en la que hay unas 450 especies diferentes. En los últimos diez años se han encontrado cuatro especies nuevas para la ciencia”, comenta.

Sobre la propia temporada de setas, reconoce que avanza muy despacio y las expectativas siguen sin ser buenas. “En los últimos días ha habido un retroceso, pero al menos las temperaturas ya están bajando por la noche, aunque hace falta que llueva. También podría valer una helada, pero no estamos en ese momento del año todavía”, explica el presidente de Brincabois, que pone sus esperanzas “en el mes de noviembre, que es cuando suele mejorar las cosas. Si en noviembre aún no ha llovido suficiente, podríamos hablar ya de una mala temporada. Por el momento, hay que esperar y confiar en que lleguen pronto las lluvias”.

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