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La toxina vuelve a la ría tras la tregua de la Festa da Ameixa

El Intecmar cierra casi todos los bancos de marisqueo y mantiene clausuradas las bateas

Preparación de almejas a la marinera en la Festa da Ameixa. Gustavo Santos

Fue un espejismo. Afortunado y en el momento oportuno, pero efímero. La toxina dio una pequeña tregua para que Campelo pudiera celebrar la Festa da Ameixa con producto de la ría, pero sus consecuencias ya vuelven a hacerse notar en los bancos marisqueros. El Intecmar volvió a decretar ayer cierres y la mayor parte de las zonas productivas de la ría vuelven a estar clausuradas en un verano para olvidar.

El sector no gana para disgustos ya que las jornadas en las que han podido trabajar en los últimos meses se cuentan con los dedos de la mano.. Hasta la tarde de ayer solo estaba operativa la Zona IV de la ría, donde el marisqueo a flote capturó la almeja que se sirvió en la fiesta, tras clausurarse ayer la III. La Zona V, la situada en el fondo de la ría, lleva sin actividad desde el 27 de julio, hace casi dos meses.

Para los mejilloneros la situación aún es peor ya que en su caso no se ha podido trabajar en ninguno de los polígonos de bateas desde finales de junio, hace unos tres meses.

El episodio tóxico que afecta a las rías gallegas se prolonga mucho más de lo esperado, lo cual implica un bloqueo casi absoluto para el sector mejillonero, afectando igualmente a diferentes bancos marisqueros de la comunidad, sobre todo en las Rías Baixas.

Ya se había explicado en FARO hace semanas que se había formado un poco habitual “cóctel” de biotoxinas, con una presencia de las toxinas diarreica (DSP) y paralizante (PSP) que estaba complicando enormemente las cosas y obligando a cerrar bateas de mejillón. Ahora puede decirse que el recuento de células tiende a bajar, aunque sea muy lentamente, por lo que hay que seguir hablando de un cierre generalizado.

Según los últimos datos manejados por el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), a media tarde de ayer seguían cerrados 40 polígonos en todas las rías de la comunidad, situándose las únicas excepciones en la de Arousa, con doce cerrados y otros tantos abiertos. Y tampoco es que sea gran cosa, ya que entre los operativos hay muchas bateas que ya no tienen a estas alturas mejillón comercial que comercializar.

Esos polígonos exentos de toxicidad son los Pobra G, Pobra A, Pobra B, Pobra C, Pobra D, Pobra E1, Pobra E2, Vilagarcía A, Vilagarcía B1, Vilagarcía B2, Cambados A2 y Cambados A1. Son, como queda dicho, la excepción, ya que el resto de Galicia está inutilizado para la venta del “oro negro” de batea.

De nuevo la ría más perjudicada es la de Pontevedra, ya que sus ocho polígonos –unas 340 bateas– siguen cerrados y todo indica que volverán a ser este año los que más días de inactividad acumulen.

Como cerradas están las casi 500 bateas de mejillón que se distribuyen en los doce polígonos de la ría de Vigo, donde los mejilloneros también están viviendo un año complicado a causa de los procesos tóxicos vividos. También seguían cerrados ayer por la tarde los cuatro polígonos de Muros-Noia (122 parques de cultivo flotantes) y los dos de Ares-Betanzos (un centenar de bateas).

Hablando de cierres, no hay que olvidarse de los que afectan a los polígonos de cultivo de ostra, puesto que también está cerrado el de Vigo (Redondela A).

Desde el Intecmar, dirigido por Covadonga Salgado y dependiente de la Consellería do Mar, también decretaron el cierre de diferentes bancos de infaunales, es decir, la zona de cultivo de especies como el berberecho, la navaja, almeja y longueirón.

A modo de ejemplo, puede decirse que en Pontevedra se cerraron la Zona I, la Zona III y la Zona V, en las dos primeras con la excepción de la navaja y el longueirón. También están cerradas, desde el 25 de agosto y el 2 de septiembre pasado, las zonas II.2 y II.1 de la ría de Vigo.

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