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“Establezco la década de 2060 como el final de la cultura impresa”

“La aceleración de la cultura digital se dará a partir de ahora... Y las consecuencias de ella y de la robotización son impredecibles”

Diego Moldes | // FDV

El Espazo Nemonon será escenario el próximo día 10 de la presentación de “En el vientre de la ballena”, un ensayo cultural y literario en el Diego Moldes se pregunta qué es la cultura , sus múltiples acepciones y su futuro. Contó para ello con 38 autores de referencia en distintas disciplinas, de distintos países y edades.

–¿Cómo surgió “En el vientre de la ballena”?

–A raíz, de un sueño, una ensoñación, una ballena que funciona como alegoría, como un metáfora, sobre qué es la cultura y en qué momento se encuentra actualmente.

–Le traslado la pregunta ¿en qué momento diría que está la cultura?

–Es obvio para cualquier persona que preste un mínimo de atención o incluso aunque no estés muy atento, que vivimos una época de transformación. No sé si llamarlo una época de crisis, que es una palabra ambigua y sujeta a malas interpretaciones, pero sí de transformación en una nueva etapa de la cultura. Desde el punto de vista más amplio de lo que es la cultura, estamos en una fase de cultura digital muy distinta a la que conformó la modernidad desde el surgimiento de la imprenta en la segunda mitad del siglo XV y hasta hoy, y en la que nos hemos educado.

–¿Estamos ya sumidos en la cultura digital?

–Solo en los inicios, aunque la cultura digital lleva ya 30 años o más con nosotros, internet ya forma parte de nuestras vidas, pero estamos todavía en una fase embrionaria o incipiente de esta nueva etapa.

–¿Cómo cree que será la cultura de los próximos años?

–(sonríe) Es la pregunta que yo le hice a los colaboradores del libro, precisamente porque me di cuenta de que, claro, lo primero la cultura es un concepto muy amplio, y está sujeto a estudio en función del campo de actividad de las personas. Es decir, no significa lo mismo la palabra cultura para un científico que para un periodista, o para un artista que para un profesor universitario o un escritor. Entonces el propio concepto de cultura, en función de la persona que lo interpreta, sufre una serie de mutaciones o cambios distintos, como se ha producido siempre en la historia de la humanidad. Precisamente cuando iba más o menos por la mitad del libro, algo menos de la mitad, me di cuenta de que yo solo no era capaz de escribirlo. ¿Qué hice? Pues más o menos un poco lo que hacen los periodistas, que es preguntar. Seleccioné las lecturas de autores ya fallecidos, incluido una serie de citas, y luego fui jerarquizando a personas de campos y disciplinas distintas, a poder ser de lenguas también diferentes, para que no se solapasen y diesen respuestas parecidas. Y además para entrevistarlos por orden de antigüedad, el más anciano es Edgar Morín, de 101 años.

"Solo estamos en los inicios de la cultura digital, aunque llevemos 30 años o más con ella, estamos todavía en una fase embrionaria"

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–Le he leído que hay fecha de extinción para la cultura impresa

–Lo que llamamos la cultura impresa, o la cultura del libro, ha sobrevivido a avances tecnológicos muy fuertes, desde la irrupción de la fotografía, la radio y el cine, en el siglo XIX, y luego la televisión, la informática, internet y otra serie de invenciones de comunicación en el siglo XX. Digo esto porque no solo tiene que ver con la tecnología que posibilita mejoras en la comunicación y difusión de la cultura, sino que la propia creación de la cultura sufre transformaciones. Y eso ya venía ocurriendo, por ejemplo el videoarte surge en los años 60. Es decir, son cosas que ya tienen un calado de medio siglo. Como decía, creo que estamos en una fase todavía incipiente, pero la aceleración no se está dando todavía, desde mi punto de vista se va a dar a partir de ahora. Es un proceso que yo establezco en la década de 2060, en el libro lo explico, es largo de explicar pero lo hago, porque una cosa es la aparición de unas nuevas tecnologías y otra que esas tecnologías se vuelvan de uso masivo, porque las generaciones humanas tienen unos usos y unos hábitos que lleva más tiempo cambiar. Entonces establezco esa fecha de 2060, o esa década, como fin de la cultura impresa.

–¿Desaparecerán los libros?

–No, ese fin de la cultura impresa no quiere decir que vayan a desaparecer los libros como tal, del mismo modo que no han desaparecido la ópera o el ballet, pero ya no son hegemónicos. Es decir, seguirán existiendo libros en papel yo creo que toda la vida, y seguirá habiendo cine, aunque ya no hay cine en celuloide sino en digital. Pero se darán una serie de cambios que ya se están produciendo. Tiene que ver con la digitalización y además con una cosa que todavía está muy incipiente, que es la inteligencia artificial. Ésta se está desarrollando pero todavía no se ha implementado a nivel masivo en las sociedades. Y las consecuencias de esa robotización y digitalización de la cultura son impredecibles. De todas las personas que he entrevistado nadie es capaz de dar un clave. Yo creo que nadie sabe hacia donde va a ir esto, del mismo modo, si lo piensa, que cuando surgió internet. Ésta nació entre 1969 y 1971 y la World wide web (www) es del año 1991, ya tiene más de 30 años, pero previo a esas fechas nadie imaginó que iba a existir internet. Hay que ser prudentes pero estamos en el inicio de un proceso de cambio más acelerado, eso creo que lo tiene cambio todo el mundo. Puede ser que la pandemia, y de ahí mi libro, contribuyese a visualizar esa aceleración, por el hecho de haber estado confinados y haber consumido más contenidos culturales de forma digital.

"Ese fin de la cultura impresa no quiere decir que vayan a desaparecer los libros como tal, del mismo modo que no han desaparecido la ópera o el ballet, pero ya no son hegemónicos"

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–Con Edgar Morín también ha pulsado la opinión de referencias como Noam Chomsky, Arnoldo Liberman, Peter Burke o Diana Widmaier Picasso…

–Hay un efecto que Peter Burke en su libro “El polímata” cita y es que la mayor parte de los polímatas, es decir personas que tienen conocimientos interdisciplinares o multidisciplinares muy avanzados y que consiguen avanzar mucho en disciplinas distintas, como es el caso de Chomsky, que es lingüista, matemático y una docena de cosas más, son de la primera etapa, nacidos antes de la Segunda Guerra Mundial. Y ahí las respuestas son de un tipo más multidisciplinar. Son Morín, Chomsky, el propio Burke, el italiano Carlo Ginzburg o Jacques Attali. Luego los que van después, desde Roger Chartier hasta los actuales, hasta el último que entrevisto que es el periodista Jorge Morla, o la presidenta de la Fundación Wikipedia María Sefidari, los ya nacidos en los años 80, tienen evidentemente una visión generacional distinta a personas de 80 o 90 años. Pero al mismo tiempo intentaba que no se pisasen en cuanto a que diesen respuestas parecidas. Es decir, si cogía a la nieta de Picasso, que conocí en París, Diana Widmaier Picasso, daba la visión de una historiadora del arte, que es lo que es, y especialista en la obra de su abuelo, pues ya no buscaba otro historiador del arte... Y eso creo que le dio al libro una heterogeneidad y una polifonía, y lo hice no tanto pensando en mí, que sería un poco vanidoso decirlo, sino pensando en el lector. Buscaba que el volumen aportase al lector una serie de coordenadas y que el propio lector se hiciese su propia composición y su propia definición no solo de qué es la cultura para ese lector sino para que también se plantease en qué momento estamos de cambio cultural en la civilización global, por decirlo de alguna manera.

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