La Diputación de Pontevedra, al amparo del Plan Revitaliza, ha abierto una línea de ayudas de 1,5 millones de euros destinada a fomentar el agrocompostaje en sinergia con los biorresiduos municipales; subvencionará empresas o cooperativas relacionadas con el campo o el ganado que apuesten por aprovechar sus biorresiduos, mezclarlos con los de origen doméstico de los concellos y después darle uso al compost resultante para fertilizar sus suelos.

Según explicó el vicepresidente, César Mosquera, empresas o cooperativas que produzcan residuos agroganaderos, silvícolas, vitivinícolas, hortofrutícolas, bodegas o similares, y que necesiten utilizar fertilizantes, se pueden sumar a esta iniciativa y recibirían subvenciones para construir o adaptar instalaciones y adquirir maquinaria con la que realizar el agrocompostaje.

El objetivo es aprovechar sinergias y solucionar el déficit que tienen este tipo de empresas para conseguir fertilizantes de buena calidad y, además, solucionar también el problema de los concellos para tratar los residuos orgánicos generados por la población. Se trata de una nueva vía con la que tratar los residuos para las zonas más densas en las que la opción es el colector marrón, desde el que después hay que llevar los biorresiduos la una planta de mayor o menor tamaño. Al amparo del Revitaliza se seguirá apostando por compostaje en kilómetro cero mediante composteros comunitarios e individuales.

En estos momentos, recordó Mosquera, existen ya varias plantas de compostaje en activo, pero lo que se pretende con el agrocompostaje es acortar el círculo actual de llevar los biorresiduos a una planta, producir el compost, distribución, salida al mercado y compra del compost por parte del productor agroganadero .

Con la nueva fórmula, explica Mosquera, “cerramos el círculo y damos un salto adelante para el tratamiento de residuos municipales en la dirección más eficiente y avanzada que se puede hacer” porque el sector agroganadero sería el inicio y el destino de los biorresiduos y el producto final sin intermediarios. “Es el método que mejor funciona en el mundo”, destacó, “porque alía a quien produce biorresiduos y está interesado en utilizar el compost”.

Ya hubo un intento por parte de la Diputación de poner en marcha este modelo –denominado austríaco–, pero por problemas administrativos que ahora quedan superados por la nueva normativa de residuos no salió adelante. Se espera una buena receptividad por parte del sector y, en el caso de agotarse el crédito, se valoraría una nueva inyección de fondos para atender todas las solicitudes. En esta primera fase, el máximo de ayuda a un proyecto sería del 75% del proyecto y nunca más de 600.000 euros.

Habría varios condicionantes para que las empresas o cooperativas percibieran las subvenciones: el primero aportar parte de sus biorresiduos, el segundo utilizar residuos municipales domésticos y el tercero utilizar el compost resultante por necesidad de su actividad. También se exige una garantía, que la pureza de los biorresiduos a utilizar tiene que ser muy elevada para generar un fertilizante de muy buena calidad. Por otra parte, las entidades solicitantes deben tener una facturación media en los tres últimos años igual o superior a 500.000 euros.